martes, 2 de noviembre de 2010

Mayday, mayday

Bueno, el post anterior queda overruled. Encontré la mejor imagen para describir cómo me siento en este momento.

Un niño en su habitación, sexto piso de un edificio de Metrópolis.
Una franela roja colgando sobre su espalda, una S pintada con plumón sobre su polo azul.
Posters de Kal-El en las paredes, comics del Hombre de Acero apilados al costado de la cama, fotos exclusivas del Daily Planet clavadas en un tablero de corcho.
El niño mira, atónito, por la ventana, en completo silencio; no puede desviar la mirada de ese meteoro resplandeciente que precipita desde las nubes como un misil teledirigido hacia el asfalto.
Cuando pasa frente a él, apenas un instante antes del impacto, el niño entiende que el sueño que ha cultivado a lo largo de toda su corta vida se ha cumplido, y al mismo tiempo también lo ha hecho su peor pesadilla.
Porque esa mancha fugaz que acaba de ver desplomarse derrotada, humillada, herida de muerte, condenada a una inevitable destrucción por alguna fuerza oscura, es su héroe.
Con su mayor admirador como testigo, Superman ha caído.

1 comentario:

Cristina Costa dijo...

Has vuelto, si, pero prefería tu mala leche de antes que esta depresión pre/pro/post apocalíptica

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Y los incautos a la fecha son...