viernes, 11 de enero de 2008

Es leyenda? - parte II

En la primera parte de este estiradísimo artículo, he pasado en reseña los puntos fuertes de I am legend, dejando en suspenso la otra cara de la medalla, es decir los cuatro signos interrogativos que afectan mi percepción final de la película.

Habíamos iniciado hablando de cierto aire refrito en temáticas de la cinta que habían sido presentadas en forma similar por otros largometrajes; se tocó en detalle el parentesco con Cast away y se dejó momentáneamente de lado, para ser tratado de forma independiente y minuciosa, el fatídico y fastidioso parecido con Signs. Por lo tanto, es hora de hablar de 28 days later, que probablemente constituye el espinazo referencial más fácil de identificar.

Lo primero que llama la atención en I am legend es la notable divergencia entre la película y la novela de la cual ha sido adaptada, específicamente sobre el tema de los enemigos que enfrenta Robert Neville. Para Richard Matheson, son vampiros, así de claro; y aunque Neville logre identificar que el origen de su proliferación depende de un bacilo, constituyendo por lo tanto una epidemia, la relación con los chupasangre es clara e inequivocable. Para entendernos, el protagonista es inmune porque fue mordido por un murciélago en Panamá (?), y a lo largo de la novela entiende que la única forma de deshacerse de sus colmilludos asediantes es con un poco de luz solar, estacas puntiagudas y bastante, bastante ajo. Claro, hay toda una explicación médica para esos elementos (la estaca permite el ingreso de aire por las heridas, que causa la muerte de la bacteria anaerobia; el ajo y la luz impiden su replicación) y también para descartar otras armas tradicionales (cruces, espejos, plata). Pero siguen siendo vampiros, con una vena zombie que no desentona (un grupo de ellos son, literalmente, muertos vivientes) y con el aderezo final de una nueva estirpe que no sufre la exposición a la luz solar (elemento importante para un twist en el último acto). Con todo, insisto, vampiros.

Por su parte, 28 days later es a las películas de zombies lo que Batman begins es para los films de superhéroes o Troy para el peplum mitológico; es decir, una mirada cínica y con los pies enraizados en el realismo más literal y sucio a géneros que, en cambio, lindan con fantasías desbocadas. Así como Bruce Wayne, en la visión de Christopher Nolan, se convierte en un heredero problemático y mujeriego que inicia su gesta peleando contra mafiosos y matones de medio pelo o usando gadgets que no siempre funcionan pero tienen un origen preciso y documentado, igualmente Aquiles ya no es el guerrero invulnerable a quien sólo Atena puede detener antes de despanzurrar a Menelao durante su famoso ataque de ira, sino simplemente un marine de la Era del Cobre caprichoso y egocéntrico, para matar al cual no es necesario el consabido flechazo al talón, sino más bien una volea completa de dardos en pleno pecho.

Danny Boyle trasciende la caracterización del zombie como undead y lo convierte en el equivalente humano del perro rabioso, víctima de un virus transmitido a través del contacto con la sangre (no suena a HIV?), que se propaga a la velocidad de la luz luego que unos incautos activistas liberan animales sobre los cuales se estaba experimentando ese patógeno. Como ven, aquí tampoco hay nada nuevo, porque es prácticamente la síntesis de dos puntos presentados en 12 monkeys (commandos ambientalistas que salvan animales de los laboratorios + virus mortal que devasta el planeta), que a su vez era un remake de una película francesa del '62, La jetée... una demostración más que en el cine rigen las leyes universales de la física: nada se crea, nada se destruye, todo se transforma (a veces muy poco).

Pero estábamos hablando de I am legend. Que, para no desentonar, traslada casi verbatim el outline de 28 days later, desde el origen del mal en un laboratorio hasta buena parte de los síntomas de los infectados (por suerte mantuvieron el asunto de la sensibilidad a la luz), pasando por el protagonista viviendo en la metrópolis despoblada (Cillian Murphy camina estupefacto por un puente sobre el Támesis, Will Smith corre en su auto deportivo por Broadway), agregando su rescate a manos de otros sobrevivientes, el contagio y sucesiva y dolorosa eliminación de alguien muy cercano (la perra fiel o el bonachón padre de familia interpretado por Brendan Gleeson), la transmisión de radio que promete seguridad a quien la reciba, para concluir con un final similar, el inicio de una nueva vida, en alguna zona segura y rebosante de verde, por parte de la familia sustituta que el héroe se había constituído durante sus peripecias (la mujer que lo salvó y un niño o niña que perdió a sus padres). No son pocas coincidencias.

Y lo más intrigante del asunto es que todos esos aspectos constituyen diferencias notables respecto a la novela de Matheson. A saber y en el orden: 1. en la novela, la epidemia aparece de forma natural (se cita la intervención de mosquitos!), al punto que se hipotiza que plagas de tiempos pasados eran en realidad una manifestación de la misma bacteria; 2. los vampiros no son seres con pulsaciones aceleradas, agresividad descontrolada, ausencia de rasgos humanos aparentes, sino hombres con colmillos y sed de sangre, e incluso no todos se encuentran en ese estado; 3. Neville no vive en una gran ciudad, y los vampiros no se esconden en huecos oscuros, simplemente duermen en sus casas; 4. ningún sobreviviente aparece para rescatarlo (y su único encuentro con otro humano se revela ser toda otra cosa); 5. el ser querido que queda infectado y debe ser liquidado es su esposa, pero sucente antes del inicio de la narración, mientras que el perro que se encuentra (no es suyo) está enfermo desde el principio y muere por su propia cuenta; 6. no hay ninguna radio en los alrededores, ni mensajes de esperanza; 7. no hay final semifeliz, con supervivientes en plan arcádico, simplemente Neville, el último humano, muere luego de ser capturado y condenado a muerte por los vampiros.

En resumen, a la hora de hacer el pitch, los guionistas tomaron la historia original y la fusionaron sin mayor problema con el script de Alex Garland. Se traslada la acción de Londres a la Gran Manzana, y et voilá! ya tienes tu blockbuster post-vampírico, post-zombie, post-todo. Es algo malo? No necesariamente. La novela es, a mi modesto parecer, inadaptable al medio cinematográfico: muchos monólogos interiores, poca y casi nula acción, adversarios que no generan demasiado temor, final demasiado oscuro y desesperanzador. Había que hibridarla de todas maneras con material nuevo; lo discutible es si no hubiera sido mejor inventar algo original o al límite recuperar elementos de más fuentes, en lugar de reducirse a clonar buena parte de las ideas de 28 days later. O en todo caso, no se podían dejar algunas partes que sí funcionaban?

Mi principal problema al respecto son los darkseekeers. Nunca he sido fan de los zombies que avanzan en cámara lenta, con los brazos extendidos y todo tipo de sonidos guturales (algo que Shaun of the dead satirizó de forma estupenda), pero tampoco teníamos que llegar a estos superhombres capaces de proezas físicas impresionantes, como trepar paredes al mejor estilo Spiderman. Deshumaniza demasiado a los antagonistas e impide mantener en vida el aspecto más revolucionario, dramático y genial de los últimos momentos de la novela, cuando Neville es capturado y descubre que los vampiros han creado su propia sociedad, en la que él es el monstruo que aparece durante el sueño y mata a madres, hijos, esposas, amigos, generando pánico. De ahí el título: para los vampiros, él es la leyenda, el boogeyman, el verdadero vampiro.

Si en cambio tenemos a unos mutantes que comunican con gruñidos, todo este subtexto se hace complicado. Igualmente, pienso que en los minutos finales de la película se está sobreentendiendo que los darkseekers no son tan animalescos como Neville los había pintado, que el líder lo ha perseguido para rescatar a la hembra que él había capturado, que el odio que le profesan está justificado por los raids diurnos en sus alveares, amén de los incontables experimentos fracasados que ha efectuado sobre aquellos que cayeron en sus trampas. Pero el tema no se resalta lo suficiente como para dejar huella, y la impresión generalizada es que simplemente lo buscan para comérselo. Un triste y banal contrapunto a la conclusión subversiva de Matheson, que nos hace reevaluar toda la novela y entender la connotación social y darwiniana de esa lucha entre el último representante de una raza en extinción y la nueva especie dominante.

Lo que es innegable es que, si uno no ha visto 28 days later ni ha leído la novela, se encuentra una historia ágil y convincente, con una lucha por la supervivencia contra monstruos irracionales, fuertes y despiadados. Per se, funciona, y por lo tanto no constituye in toto un punto en contra de la película. Pero sí deja un sabor agridulce el haber desperdiciado la oportunidad de hacer algo mucho más significativo y novedoso, al menos para la pantalla grande, sin reducir el impacto emocional o el peso de la acción.

Como ya hemos tocado el tema del guión, sigamos por ese camino, aunque las áreas oscuras que quedan por tratar, más allá de la representación de los darkseekers y la falta del twist final, son aspectos muy puntuales y que podrían haberse generado también en fase de edición; en casi todos los casos son baches lógicos que podrían solucionarse insertando dos líneas de diálogo o una escena de 30 segundos. Habrá un director's cut? Eso espero...

Por ejemplo, hubiera sido bueno explicitar que el líder de los vampiros tenía una conexión directa con la chica atrapada por Neville (era su hija, su esposa, su hermana, su concubina principal, qué se yo... aunque mi instinto me dice que era la hija), algo que se sospecha por varias cositas esparcidas a lo largo de la película: la reacción exagerada a su captura (exponiéndose a la luz solar, con consiguientes quemaduras); su rol de organizador de la persecución; el hecho de utilizar perros para atacarlo luego de caer en la trampa, en lugar de saltar de frente y comérselo, o de ordenar un ataque masivo de sus minions, casi como si su intención hubiera sido simplemente encontrar la forma de localizar su escondite para ir al rescate de la joven; la actitud que presenta a la hora del enfrentamiento final, impidiendo que los demás se lancen contra su némesis y yendo él mismo al one on one. Claro, la respuesta superficial es que no, son sólo bestias brutales y éste es simplemente el macho alfa de la manada, así que se hace respetar. Lo dudo. Y todo se resolvía incluyendo una mirada significativa hacia la joven tendida en la camilla, antes de empezar a golpear el plexiglass que lo separa de ella.

Otro aspecto intrigante eso cómo diablos llegaron Anna y Ethan a New York, viniendo desde Maryland, y como salieron de ella para huir a Vermont. Me pareció muy claro que se habían volado los puentes de Manhattan y colocado barreras infranqueables justamente para evitar que alguien rompa la cuarantena saliendo o entrando a la ciudad; y de pronto una mujer y un niño mudo, que para empezar están siguiendo una ruta que no pasa por allí, logran entrar y salir como si nada. Mi teoría, y la de otros internautas, es que pudieron usar algún bote o ferry abandonado y transbordar así su camioneta; algo que podía ser mencionado en passant en cualquier momento, quitándonos así esa gran duda, y a los realizadores la acusación de tramposos (?).

No me voy meter con ciertas cosas ilógicas o absurdas, pero que resultan muy convenientes para el desarrollo de la trama: que las cargas explosivas estén tan cerca de la casa de Neville (que, recordémoslo, en la película es un militar y por lo tanto se supone que sabe donde poner bombas!) como para abrir brechas en sus portones de fierro y permitir la entrada de los darkseekers; que la granada que usa al final tenga un efecto incendiario impresionante (justificable si se mostraran tanques de oxígeno por todos lados) y aniquile a las fuerzas del mal al menos hasta la mañana siguiente, para permitir el escape de Anna y Ethan; que éstos lo logren rescatar en el muelle en plena noche y llegar con vida hasta su casa a pesar de las docenas de vampiros que los acechan. Son clichés cinematográficos más o menos respetados, así que criticarlos sería como disparar a la Cruz Roja. Mejor quedémonos con lo que cae completamente bajo la responsabilidad de los realizadores de la película.

Quizás el único punto que requiere más explicación es la trampa que los darkseekers ponen a Neville. Es evidente que éste los había subestimado cuando, después de su primer enfrentamiento, atribuyó la exposición del líder a la luz solar como una muestra de que ha llegado a la última etapa de su regresión al estado animal, al punto de no poder distinguir un riesgo tan evidente. En realidad, como decía, es probable que algo más estuviera motivandolo a salir a la luz, porque durante la película queda constancia que sus cerebros funcionan, y muy bien. Y algo más: dentro de los rangos carapálida, hay un mínimo de jerarquía interna; hay la capacidad de organizar ataques coordinados y eficientes; hay domesticación o por lo menos captura de animales (los perros zombies)... y sobre todo logran replicar las trampas con las que Neville los ha venido acechando día tras día.

No pongo en discusión eso, al contrario, me parece que, como decía antes, mientras más humanos los vampiros mejor, porque se da un paso hacia el tono de la novela y hacia el mensaje final de la misma, donde el protagonista entiende que, para ellos y su estándar de normalidad, él era el malo de la película. Pero hay un punto de la trampa que no cuadra. Y es Fred. En la primera escena en la tienda de videos conocimos a este maniquí encapuchado, parado en la puerta; Neville lo saluda cordialmente, nos quedan grabados su nombre y su apariencia. Cómo se convirtió en la carnada de la trampa?

Una línea de pensamiento dice que todo fue obra del mismo protagonista, un preludio de su intento suicida de pocas horas depsués; él colocó la trampa cerca pero no demasiado cerca a un lugar oscuro, con una cuerda resistente pero que podía ser cortada fácilmente por su cuchillo, él movió a Fred para darle realismo al todo, sólo que le salió el tiro por la culata al golpearse la cabeza y desmayarse por un buen rato, además de caer como un saco de papas sobre su cuchillo. No creo que sea así, porque habría sido algo tan o más loco que atropellar zombies con una camioneta, y él llega a ese punto sólo cuando su única compañía, Sam, muere. Tampoco creo que su grado de locura haya llegado al punto de mover a Fred de su sitio y no recordarlo, o de olvidar una trampa que había colocado tiempo atrás. Imposible.

La lógica, por lo tanto, sería que los darkseekers pusieron la trampa y movieron a Fred. La primera parte es fácil: no era la primera ni la segunda ni la tercera vez que Neville secuestraba a uno de sus similares con esos trucos, por lo que debían haber visto el funcionamiento del mecanismo hasta poder aprenderlo y ponerlo en práctica. Pero la elección de Fred como carnada es otra cuestión. Implica que se hizo un seguimiento en plena regla a Neville durante sus actividades diurnas, para poder identificar su relación con el maniquí y saber que colocarlo en ese lugar habría llamado su atención; no es algo imposible, aunque supone un salto notable en la inteligencia de esos seres aullantes.

Sin embargo, de ser así, buena parte de la estructura de la película se va al tacho, porque si Will Smith se pasa las noches encerrado en su casa, echando lejía en la puerta para que no detecten su olor y midiendo los minutos al aire libre, es porque, como él mismo dice a un cierto punto, los darkseekers no saben donde vive y tiene que evitar a toda costa que eso suceda. Es decir, se asume que sus enemigos no pueden observar sus actividades diurnas, porque de otra manera hubiera sido muy fácil ubicarlo. Y si no pueden seguirlo de día, entonces no pueden verlo en el videostore, por lo tanto no saben de Fred, etc etc... A menos que asumamos que su idea fue mucho más allá y simplemente cogieron la primera cosa antropomorfa que encontraron (casualidades de la vida, era Fred) y la utilizaron, imaginando que Neville, exasperado por su soledad, hubiera buscado contacto con ella. Boh. No se me quita la idea que una mejor carnada hubiera sido la perra, Samantha, que podía haber sido capturada en la incursión del día antes y colocada allí, amarrada pero evidentemente viva, para atraer a su dueño. Pero yo no soy guionista en Hollywood...

En el próximo y último post sobre la película, hablaré de los dos puntos que me quedan por tratar: los efectos especiales y la temática filosófico-religiosa. Cierren las puertas y apaguen las luces.


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