sábado, 15 de noviembre de 2008

Miley Cyrus - Seven things

Sí... volvieron los videos!!! Y para empezar bien, y diría yo en estricto sentido cronológico, tengo que recuperar este single de la última enfant prodige made in USA, que si bien tiene casi 5 meses en el mercado merecía un espacio particular por ser tan... no sé... representativo de la Weltanschauung de este fin de década y de su desbordante Twilight Generation (si no existe todavía este término exijo todos los derechos inmediatamente). Hay de todo: Hannah Montana, bubblegum rock, teenagers llorando en cámara, la dirección de Brett Ratner (y yo que pensaba que había desaparecido del mapa... ahora parece que se encargará del remake de Conan!), peluches, colores pastel por todos lados...
Pero Miley es el crisol perfecto de todo el asunto, justo en la bisectriz entre memorabilia de Hello Kitty y fotos kinky por internet: imposible ser más icónica!

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Noviembre '08


Se acerca Navidad y empiezan a caer los milagros como copos de nieve (?). Y el primero está aquí, porque contra todo pronóstico al fin he logrado publicar un ránking en la fecha exacta... ¿qué sigue, un presidente negro en Estados Unidos? ¿Ah, cómo, ya lo hicieron ayer? No digo, estamos en época de prodigios...

Detesto presentar miles de excusas sobre mi notoria ausencia a lo largo del mes (a parte ya lo hice en un post anterior), la verdad es que aunque uno se lo proponga hay cosas en el universo más fuertes que la voluntad de un minúsculo e insignificante ser humano (?), así que hay que seguir la corriente y esperar que pase la tormenta.

Pasando a lo nuestro, no ha habido muchos cambios en el último mes. Las primeras posiciones se han consolidado, aunque con dos grandes ganadores: Pin Up que, aún frenando un poco su arrollador avance, ya tiene a tiro el tercer puesto, y uno de mis posts engreídos, Los secretos de la Antártida III, que con 141 visitas logra el récord del mes y ocupa con prepotencia el octavo lugar, a una distancia razonablemente cercana al séptimo puesto de Chain reaction.

viernes, 24 de octubre de 2008

Octubre '08

Estableciendo un record del cual no me siento muy orgulloso, publico ahora el ránking vigente hace 3 semanas. Los motivos de tanta dejadez los deslicé (?) en el post anterior, miles de sorry a todos, no volverá a suceder o por lo menos eso espero, tampoco es que lo jure a ojos cerrados.

Un gravísimo impase que se ha dado este mes ha sido el cada vez menos confiable servicio de Sitemeter. Hace un tiempo invirtió la publicación de visitas por el número de páginas visitadas (imagínense la sorpresa cuando el counter saltó de 31 mil a 51 mil "visitas"), y últimamente registra los accesos de forma bastante casual... por no decir criminal. Google Analytics no presenta mayores inconvenientes al respecto, pero al haberme afiliado a él mucho después no sirve de mucho para tener registros históricos absolutos. Por suerte, desde el primer día lo he usado para los rankings tanto de páginas como de países visitantes, así que por ese lado no hay problemas.

Regresando a lo nuestro (?), Bon Jovi - Always se adueñó al fin del segundo lugar, y ojo que Pin Up se acerca dramáticamente al podio (ya van 4 meses de subida constante). De más está decir que Hilary Duff - Stranger se mantiene imperturbable en la punta... y creo q salvo desastres se quedará ahí por lo menos unos 3-4 meses más.

lunes, 20 de octubre de 2008

Plop (exijo una explicación)


Han pasado dos semanas desde el día en que, de acuerdo a la tradición, debería haber posteado la situación del blog y el ránking mensual, algo que no he hecho todavía.

Se ha jugado una fecha doble de eliminatorias al Mundial, y no he comentado nada al respecto.

Debe ser un mes, quizás más, que no escribo en mi otro blog.

Los contadores de visitas de ambos sitios se encuentran bloqueados hace días.

Las bolsas se desploman y disparan con alarmante continuidad y solidaridad global.

Cayó el gobierno.

Hay temblores sólo ligeramente perceptibles a cada rato en los últimos días.

La pregunta es: ¿qué está pasando???????????

No sé. El tiempo se ha ido restringiendo cada día más, por los motivos de siempre (el trabajo, las gripes de primavera, los problemas del día a día) y por otros mucho menos comunes (un nuevo jefe en la oficina, la compra de un auto, los cuadros por colgar en la casa). Y al final he llegado a la situación de darme cuenta que ya era 20 de octubre... a mediodía del 20 de octubre.

Voy a recuperar el tiempo perdido cual secuaz de Proust, intentando recopilar todo lo posible en los próximos días. Y deshacerme de Sitemeter, que ha dejado de contabilizar las visitas sin previo aviso. Y probablemente cerrar el otro blog, porque los personajes que he presentado en él me parece mejor reservarlos para algo que sí tenga copyright y no sea tan fácil de plagiar. Y empezar a armar algún rompecabezas. Y ordenar la casa. Y obtener (nuevamente) la licencia de conducir, porque si no de poco me va a servir el auto. Y ver el medio centenar de Dvds que tengo pendientes.

Probablemente sea sólo bla bla bla estimulado por las pastillas con las que trato de combatir las pestes originadas por un clima esquizofrénico, pero me gusta pensar que el sol que recién se ha mostrado empezando la tarde de este día de primavera es señal de buen auspicio. Y de faltar mañana al trabajo, tendría tiempo para organizar el inicio de mi contrataque en esta guerra de trincheras entre el mundo y yo. O, en todo caso, podría dormir hasta tarde, algo que tampoco estaría nada mal.

Necesito vacaciones. Necesito ganar tiempo al tiempo. Y para empezar, que sean pronto las seis....

viernes, 3 de octubre de 2008

Despegando


En unas horas B. estará sobrevolando el océano, camino a una vida diferente, una comida distinta, estaciones opuestas, horas adelantadas. A. irá a despedirlo al aeropuerto y cuando B. desaparezca entre los controles de seguridad y las colas de viajeros y emigrantes, sentirá que una parte de él también está abordando ese vuelo.

Desde el día que se conocieron, era evidente que no había en el mundo personas tan relacionadas que fueran a la vez más distintas; siempre han compartido un único rasgo común, uno que no ha facilitado nunca el encontrar puntos de contacto: un carácter fuerte y extremadamente independiente. Porque ambos defienden con uñas y dientes su forma de ser frente a los demás, a las adversidades, a las críticas, a los papelones, y se rigen según códigos propios de los que nunca abdican. Pero en todo lo demás representan dos visiones de la vida y del mundo completamente opuestas, algo que inevitablemente provoca las mayores divergencias entre ellos.

Mientras B. es una emisora radial pop en frecuencia modulada, A. es una biblioteca repleta de tomos antiguos, valiosos, frágiles; si B. necesita compartir con el mundo su experiencia de vivir día a día, sin límites ni constricciones, A. prefiere interiorizarla y filtrarla, tal vez sanearla y censurarla, antes de publicar algún escueto comunicado de prensa; B. funciona a impulsos eléctricos, A. con engranajes suizos; y, a la hora de tomar decisiones, B. va donde lo lleva un corazón gitano y mediterráneo, a diferencia de los minuciosos y prusianos planes de batalla que rigen las acciones de A.

Por eso los desencuentros, en el largo plazo, han sido más que las coincidencias, y el desgaste provocado por la cercanía de dos polaridades tan antitéticas ha mellado en buena parte la posibilidad de una mejor relación. Sin embargo, y justamente por eso, los momentos buenos resaltan aún más en la memoria, como pedazos de vidrio brillante en la arena de una playa, pidiendo ser recogidos. Por ejemplo, aquella vez en que A., fanático deportista, se fue de viaje durante unos campeonatos de atletismo, perdiéndose así todas las transmisiones de los mismos, y B., que siempre ha detestado la simple idea de perder su tiempo viendo algo semejante en la televisión, se encargó de seguir hasta la última competencia y registrar los resultados en un block. O esa ocasión en que se transmutaron en ridículos disk jockeys, colocando cintas con la música que más les gustaba en un viejo equipo de sonido a imagen y semejanza de su radio preferida. O el concierto en el que, empinados y arrimados en una esquina de las tribunas, fueron los únicos e imperceptibles receptores de un saludo de la cantante sobre el escenario. O la final del Mundial de pocos años atrás, cuando, a pesar de visiones inconciliables sobre la importancia del fútbol en sus vidas, terminaron saltando abrazados por todo el living después del último y exitoso remate desde el punto de penal.

Por tres años fueron roomates, y en esa etapa los subibajas incrementaron su frecuencia. Muy poco espacio para tanta personalidad y demasiada separación entre maneras de ser como para permitir que las cosas se dieran de otra forma. En esos momentos complicados, probablemente influenciado en cierta medida por ellos, A. empezó a elaborar sus estrategias para los siguientes años, que empezaban inevitablemente por comprar una casa propia e independizarse; B., por su parte, se volcó de forma más intensiva hacia sus amigos y los estudios, pasando cada vez menos tiempo en casa.

Cuando A. al fin se mudó, pensó que estaba poniendo las bases para una mejora significativa de la situación, poniendo un poco de tierra de por medio pero sin perder el contacto. Al principio el sistema funcionó bien, al menos para él; se reunían todos los fines de semana, viendo películas y comiendo pizza y conversando sobre lo que había pasado en los últimos siete días; efectivamente, las discusiones se redujeron notablemente, por lo que A. pensó que la decisión había sido particularmente eficaz. En ese razonamiento, por lo visto y por enésima vez, demostró que sus cálculos más algebraicamente correctos no siempre dan el resultado esperado, porque la lógica no lee el pensamiento ni gobierna lo que sienten las personas.

Pronto se daría cuenta de eso. Al principio, y sin mucho ruido, fueron las reuniones canceladas por B. porque la universidad no le daba respiro; A. aprovechaba el día libre para jugar en la computadora, leer algún libro o ver el último Dvd que había comprado. Pero poco a poco las excepciones se convirtieron en regla, incluso en la época de vacaciones: porque para ese entonces B. había rediseñado su tiempo libre con otras prioridades, dando mucho más espacio a los amigos, algo perfectamente razonable considerando que el otro brazo de la balanza de su vida cotidiana había desaparecido. El hilo se fue desfibrando de a pocos; los comportamientos que antes resultaban usuales y a los cuales estaban anestesiados de pronto resonaban como si hubieran raspado un nervio expuesto cada vez que discutían, sabiendo que ninguno lograría convencer de nada al otro.

En esos momentos, de forma especular e irónicamente simétrica respecto a lo sucedido unos meses antes, fue B. el que tomó la decisión de irse, pero ya no a pocos kilómetros y un bus de distancia, sino al otro lado del mundo. Cuando se lo dijo a A., éste intuyó que en algún momento, durante esos años, algo había cambiado y él se había perdido ese instante fugaz, sin que hubiera alguien que se lo apuntara en un papel para darse cuenta de ello antes que fuera demasiado tarde. El tren había pasado y ya no iba a parar.

A. no tenía dudas que para B. lo mejor era seguir por el nuevo camino que quería abrirse; pero se preguntó continuamente qué hubiera pasado si las cosas entre ellos no se hubieran deteriorado tanto, si no hubieran sido tan testarudamente cerrados en la defensa de sus fronteras, si se hubieran acentuado las semejanzas antes que las oposiciones. Le parecía evidente que si su etapa de convivencia hubiese sido extraordinaria, o al menos muy buena, B. se lo hubiera pensado varias veces antes de siquiera tomar en cuenta la idea de cambiar de ruta de forma tan radical. Pero con las cartas que había en la mesa, sólo existía una forma de jugarse la mano, y B. lo había hecho, casi con la misma científica frialdad de la que tanto se enorgullece A.

Y mientras se ha ido acercando el momento de los saludos, y los últimos preparativos siguen generando motivos para pequeñas escaramuzas, A. se siente un poco responsable cuando ve a alguien llorando y probando instantes de profunda tristeza al despedirse de B. Por eso le ha dejado todo el dinero obtenido de la venta del mobiliario del departamento que él había comprado años atrás y sin siquiera mencionarlo, él mismo, que quiere ser suizo hasta en temas bancarios y que sabe en cada minuto cuantas monedas tiene en cada bolsillo y cuenta de ahorros; pero que, increíblemente, no percibe ningún sufrimiento en algo que es un sacrificio muchísimo mayor para su forma de ser que para su billetera.

Es, al fin y al cabo, su particular, inconsciente y para los demás incomprensible rito de expiación por no haberse esforzado en ser un mejor ejemplo para B., reemplazando al menos en parte una figura paterna con la cual nunca había congeniado. Ese fracaso en un emprendimiento que en realidad nunca intentó termina siendo uno de las pocas derrotas que acepta y que por lo tanto duelen más, especialmente en el ánimo de alguien acostumbrado a conseguir lo que se propone.

Aunque la tecnología permita conectarse en tiempo real a través de la distancia, nada será igual y nadie lo sabe mejor que A., que mucho tiempo atrás tomó una decisión similar a la de B., pero dejando a su padre la ingrata tarea de ayudar a hacer las maletas a alguien que nunca querría ver alejarse; y en repetidas ocasiones lo ha escuchado y leído y visto quejándose de lo mal que se siente cuando pasa un par de días sin intercambiar al menos un saludo y un comentario sobre el clima en las antípodas. Aunque su forma de ser se adapta mucho más al aislamiento que la de su padre, y su forma de ser le genera muchas más alternativas para cubrir su tiempo libre, A. teme que algo similar termine por ocurrirle, porque si algo le ha quedado claro en todos estos asuntos es que el singular sistema de contrapasos y contrapesos por el que parece regirse el universo está más activo que nunca.

Por eso A., que siempre ha tenido la mejor herramienta para expresar sus sentimientos en una pluma que, según él, burbujea como espumante. limitando el uso de la voz únicamente para un sarcasmo seco, amargo y descarnado como whiskey añejo, ha decidido poner en blanco y negro sus reflexiones, en una carta abierta que recuerde desde el espacio virtual a él y a B. que, más allá del bien y del mal que se hayan deseado, de las pequeñas rencillas y los grandes desacuerdos, de los debates improductivos y las conversaciones interminables, aquí, allá y en todos los mundos que existan en este universo, los une un lazo profundo e indestructible: ser los únicos hermanos que tienen.

Dondequiera que estés ahora, que tengas un buen viaje. Consigue lo que te has propuesto. No te olvides de revisar las cuentas. Y nunca, nunca mires atrás.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Álgebra esférica III (o cómo volver a repartir la torta dejando contentos a todos)


En el primer post de esta serie justificaba mi iniciativa de dar justicia y lógica (?) al Mundial de fútbol; en el segundo, contaba como había encontrado cuál sería una distribución sensata de las plazas disponibles para la Copa. Ahora se viene lo mejor: encontrar la estructura que se tendría que dar a las eliminatorias para llegar a ese número de cupos, tratando de no descontentar a nadie y colando muy solapadamente (?) el sistema de desempates a gran escala.

Para empezar, no quise meterme a buscar fórmulas nuevas, distintas a las que había empleado; me sentía muy satisfecho con ellas y con su representatividad. Pensando y repensando, de pronto se me ocurrió recurrir a mis memorias de los cursos de estadística, donde encontré un indicador genial: el coeficiente de variación (desviación estándar sobre promedio). Se obtiene un porcentaje de dispersión de la muestra examinada, con la ventaja de que es absoluto: permite comparar muestras distintas o valores que no tienen nada que ver. No me lo invento, lo dice wikipedia (?).

Aplicando ese ratio alrededor del valor promedio que había conseguido para cada continente, podía generar rangos de valores bastante precisos dentro de los cuales podría fluctuar en la asignación de cupos sin ir en contra de la historia, la justicia, la hermandad entre naciones (?). El valor inferior del rango sería el número de cupos directos (es decir, el mínimo de equipos asegurados para cada confederación) y el rango mismo el número de equipos que irían a un desempate; de tal forma, el número máximo posible de equipos para una confederación correspondería exactamente al valor superior del rango.

Con los redondeos apropiados (para eliminar decimales por todos lados), las plazas finales quedaron así: Europa 12 cupos directos y 6 al repechaje, América del Sur 3+4, África 3+2, Norte y Centroamérica 2+2, Asia 2+3 y Oceanía 0+1. En total, 22 lugares predefinidos en las eliminatorias y 9 por disputar entre 18 equipos, de forma intercontinental. Fíjense en algo importante: en el peor de los casos, cada continente tendría aseguradas un número igual o superior de plazas respecto a su récord negativo, y en el mejor, superaría su participación más numerosa. Y además, en lugar de los 33 equipos que llegan a las últimas instancias de clasificar con el sistema FIFA (los 31 mundialistas más el par que pierde los repechajes), con el mío serían 40, es decir casi un 20% más.

Cómo mencioné la última vez, no estaba de acuerdo con generar un torneo premundial de varias rondas: me parecía muy objetable bajo varios puntos de vista, en el aspecto logístico, económico e incluso deportivo: ¿tendría sentido seguir compitiendo cuando, por decir, en los cuartos de final ya están todos clasificados? La única alternativa lógica es armar playoffs directos, de ida y vuelta, y a otra cosa mariposa (?), porque te aseguran estadios llenos en los dos partidos, posibilidades inmediatas de clasificación y por lo tanto mayor voluntad de invertir en los desplazamientos por parte de las federaciones, menos fechas a ocupar en el apretadísimo calendario deportivo, etc etc.

Aunque como nada en este mundo es perfecto, el gran problema de este tipo de desempates es que en 180’ uno se juega 4 años de esfuerzos, y un gol afortunado en el primer segundo del primer partido, tal vez como visitante, puede ser defendido a muerte por un equipo inferior. Y toda la estructura lógica detrás de mi propuesta, hasta este momento, se basa en un intento de tener justicia en el reparto de los 31 cupos del Mundial, de manera que participen los mejores equipos del planeta, más allá de su ubicación geográfica.

Por lo tanto, se me ocurrió poner algunas cláusulas que, sin comprometer demasiado las posibilidades de participación de los equipos “chicos” que hubieran accedido a los repechajes, dieran cierta ventaja a los mejores conjuntos. En primer lugar, era evidente que la localía en el segundo y decisivo partido tendría que ser del equipo con mejor ranking FIFA. Pero otra idea me gustó aún más: establecer un sistema de seeding al estilo de los torneos tenísticos o de los playoffs de la NBA; es decir, generar un orden entre los 18 participantes a los repechajes basándose en su posición en el ranking FIFA, y emparejarlos empezando por los extremos: el n. 1 con el n. 18, el n. 2 con el n. 17, etc etc. La única salvedad que dejaría es que no puedan encontrarse dos equipos del mismo continente (de ser el caso, se saltaría un número).

Una vez cerrado el tema de los cupos y de los repechajes, queda un paso anterior a los dos que ya se han tratado: el formato de cada eliminatoria continental que permitiría dar como resultado los 40 equipos que disputarían Mundial y desempates. Un aspecto importante que quería incluir era el exceso de fechas que requieren actualmente las eliminatorias, generalmente debido a la generación de muchas fases intermedias o de grupos demasiado poblados. Pensé que había que ir en tres direcciones muy claras: disminuir al máximo las rondas de partidos, reducir el número de equipos por grupo y tener fases previas en las que se filtrara a los equipos de menor categoría, especialmente en los continentes con más federaciones afiliadas.

En el caso de Europa, que cuenta con 53 equipos, debería haber una eliminatoria previa entre los 34 equipos peor rankeados; los 17 ganadores más los 19 equipos restantes formarían 6 grupos de 6, donde los dos primeros estarían clasificados al Mundial y los terceros irían a los repechajes. En América del Sur, los 10 equipos se dividirían en 2 grupos de 5; los primeros de cada uno irían directamente a la Copa y los terceros a los repechajes, mientras que los segundos desempatarían (ganador al Mundial, perdedor a repechajes) al igual que los cuartos (ganador a repechajes, perdedor a casa). África (52 equipos) tendría una fase previa con 46 países; los 23 ganadores más los siete restantes pasarían a un playoff y los 15 supervivientes se repartirían en 3 grupos de 5: los primeros van al Mundial, el mejor segundo al repechaje y los otros dos desempatan entre sí por el último cupo en la instancia previa.

Para Asia, planteo un sistema similar al africano: preliminares con 38 naciones, fase a eliminación directa entre los 19 ganadores y los 5 que no jugaron, quedan 2 grupos de 6; ganadores al Mundial, segundos al repechaje, desempate entre los terceros cuyo ganador también va a los playoffs. En la CONCACAF la fase previa sería con 30 equipos, los quince ganadores y los otros 5 pasan a una ronda directa, de los cuales salen 10 equipos: 2 grupos de 5, los primeros al Mundial, los segundos al repechaje. Finalmente, para la gente del Pacífico (?), huérfana de canguros y koalas que se fugaron con los amarillos (?), dos grupos de 5 equipos, con desempate entre los dos primeros para un cupo en los playoffs.

Uff qué aburrimiento con tanto número (?). La cosa es que las fechas de la eliminatoria se reducen notablemente tal como quería; excluyendo las fases preliminares y las repescas intercontinentales tanto en el modelo actual como en el que propongo, Europa pasa de 12 a 10 fechas, Sudamérica y CONCACAF de 18 a 10, Asia de 20 a 14, Oceanía de 14 a 12, y África mantiene las 12 que tiene. Mejor imposible.

Y así se concluye esta saga. Yendo en reversa, hemos propuesto cómo modificar la distribución de plazas en el Mundial entre las distintas confederaciones, siguiendo criterios más serios y precisos que los de la FIFA; hemos planteado un sistema de desempates intercontinentales que permitan un mejor filtrado de los equipos clasificados; y hemos estructurado las eliminatorias de cada confederación para que obtengan de forma fácil y lo más rápida posible a sus clasificados. Podría extenderme, porque también tengo ideas sobre cómo deberían modificarse los campeonatos continentales y nacionales, pero me detengo por un poco de decoro (?).

Una última apreciación: Blatter y el fútbol tienen tanta afinidad como Superman y la kryptonita. Sepp, por el bien de todos, vete ya.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Álgebra esférica II (o cómo intentar cuadrar el círculo y vivir para contarlo)


En la primera parte de esta serie, dedujimos cómo los genios de Zürich asignan plazas para los Mundiales en medio de una orgía de favores, votos comprados, ausencia total de justicia deportiva y sobre todo un mínimo de sangre en la cara. Pero eso lo sabíamos hace tiempo. Ahora quiero explicar un poco el camino que seguí en mi intento de devolver la razón a un mundo dominado por tanta locura (?).

Lo primero era determinar qué factores deberían tomarse en cuenta para llegar a los números mágicos (y/o fracciones) de los cuales dependerá la felicidad o la decepción de países enteros. De entrada, llegué a la conclusión que habían dos grandes grupos de variables: uno constituido por características propias de la confederación, como su número de afiliados o la cantidad de cupos asignados para cada Mundial, relativizados a través de todo tipo de ratios, y el otro definido por los resultados obtenidos por los equipos. No voy a aburrirlos explicándoles cada una de las variables que analicé; puedo enviar a quien lo desee la hoja de cálculo completa con todos los datos y fórmulas, aunque dudo que sean comprensibles. Confíen en mi imparcialidad: si se creyeron la inocencia de los sorteos de los mundiales, no les resultará muy complicado hacerlo.

En cuanto a la data que ingresé (cortesía, increíblemente, de fifa.com), tomé los valores de los últimos 10 mundiales, es decir a partir de 1970. No quise ir más atrás por muchos motivos, pero el más fuerte es el deportivo: con toda probabilidad, en México se dio inicio al fútbol (y al Mundial) tal como lo conocemos hoy. Un ejemplo claro es el diferente y menos favorecido trato que recibieron los locales desde ese momento (o eso creía hasta ver el camino de Corea del Sur el 2002...): las victorias de éstos se limitaron a 3 de los 10 campeonatos, y nadie pone en tela de juicio la limpieza de los triunfos de Alemania el ’74 y Francia el ’98, mientras que la única duda sobre Argentina ’78 no depende de favores externos o arbitrales, sino de un adversario comprado/vendido (?)… Por su lado, España no se lució, México se quedó en cuartos de final las dos veces, Italia y Alemania llegaron con sus propias fuerzas al tercer lugar, los USA salieron en octavos, igual que Japón… y Corea me arruina el análisis dramáticamente, pero es la excepción que confirma la regla.

Antes de eso, tuvimos de todo: en el ’66, el gol fantasma de Hurst en la final, el escándalo de Inglaterra – Argentina en cuartos, los fouls salvajes a Pelé en primera ronda; o los favores arbitrales a Chile el ’62 (por ejemplo, las múltiples expulsiones que sufrieron los italianos al jugar contra ellos); o el muy dudoso Italia – España del ’34, cuando el Divino Zamora no atajó en la repetición de un partido, que se había concluido originalmente en empate. Eran otros tiempos, otro público, otra prensa, otra FIFA. La televisión en ese sentido tuvo, creo, un factor deterrentey determinante. Bien por la caja boba (?).

Un detalle final: fíjense en los ganadores y finalistas de estos últimos 10 mundiales: Brasil (3 victorias y una final), Alemania (2+3), Argentina (2+1), Italia (2+2), Francia (1+1) y Holanda (0+2). Pocos y vigentes y favoritos hasta ahora. Ahora revisemos los 8 mundiales anteriores: Uruguay (2+0), Italia (2+0), Alemania (1+1), Brasil (2+1), Inglaterra (1+0), Argentina (0+1), Checoslovaquia (0+2), Hungría (0+2), Suecia (0+1). Otra cosa, ¿no? Uruguay tuvo su último suspiro justamente el ’70 (cuarto) antes de pasar al anonimato total, Inglaterra no ha vuelto a jugar una final a nivel de selección (ni Euro, ni Mundial); Checoslovaquia desapareció y su heredera, Chequia (¿ya se puede llamar así?), no es aún una estrella absoluta, Hungría pelea no ser última en sus eliminatorias y Suecia nunca termina de cuajar del todo. La conclusión que me genera esto es que hay una situación a grandes rasgos consolidada en el fútbol de los Mundiales a partir del tan recordado México '70.

Regresemos a mis cálculos. Una vez vaciados los datos, cada confederación, cómo es lógico, presentó resultados dispares en base las distintas variables examinadas. Pero la conclusión global, a simple vista, era que bajo todo concepto habían dos confederaciones muy disminuidas en cuanto a su representación, casualmente las dos más tituladas: Europa y Sudamérica. La superioridad de las dos se veía disminuida sólo por incluirse en las cuentas el porcentaje de afiliados FIFA por confederación (donde África y Asia recuperaban fuerza). A ojo, a Europa le debían entre 2 y 3 cupos (para quedar en 15 - 16) y a América del Sur entre 0,5 y 1,5 (5 o 6); África y Asia tenían 1 o 1,5 de más (4,5 - 5 y 3,5 - 4 respectivamente), y CONCACAF 0,5 o 1 en exceso (debería estar en 2,5 o 3). Oceanía, para variar, estaba perfecta con su media plaza.

Estaba a punto de gritar al mundo mi rabia preñada de tanto razonamiento y reivindicación (?), cuando me topé con un post del (entretenidísimo) blog LaRedó! dedicado a un tema colateral a mi investigación. El autor se interrogaba sobre la disparidad en las eliminatorias de cada continente, de la que ya hablamos, y sugería dejar un amplio número de cupos (12 de los 31 que se pelean, porque uno siempre es gratis para el local) para ser disputados en un torneo intercontinental premundial, en reemplazo del par de repechajes que hay ahora antes de cada mundial. Su propuesta, bastante elaborada, involucraba también convertir a la Copa Confederaciones (que disputan los campeones continentales, el campeón mundial y el anfitrión) en el torneo olímpico de fútbol y utilizar su sede espacio-temporal (se juega un año antes del mundial en los estadios que albergarán a éste último) para ese Premundial.

Si se dan el trabajo de leer todos los comentarios (o darle como loco al scroll), encontrarán uno mío en el número 255. De entrada, observaba algunas cosas al torneo propuesto: sería muy complicado de organizar, sobre todo por fechas disponibles (debiendo concluirse antes del sorteo, que es a finales del año anterior a la copa, implicaría acabar las eliminatorias regulares casi 7-8 meses antes de lo actual…); los países que lo jugarían no tendrían mucho atractivo para el anfitrión y su público (piensen un partido de primera ronda en Sudáfrica con Polonia vs. Iran); y no sé si muchos equipos de segunda fila querrían gastar tanto dinero para luego quedarse sin nada en la mano. En resumen, no lo veo muy práctico.

Sin embargo, había una idea que me gustaba (y a otros no tanto, cfr. el comentario 256): el hecho de poner en juego muchos cupos entre confederaciones, fuera de las eliminatorias domésticas. Me pareció inmediatamente una excelente forma de equilibrar los pesos políticos, dar más justicia a la distribución de cupos y a la clasificación a un Mundial, y a lo mejor descargar un poco los cronogramas de eliminatorias. Así que empezaba una nueva fase de estudio. Pero eso lo veremos en el próximo post.


miércoles, 24 de septiembre de 2008

Álgebra esférica I (o cómo a veces la pelota no es tan redonda como quieren que parezca)


Antes que todo, una aclaración crucial para esta serie de posts que inicio hoy, sobre las modificaciones que creo necesarias en el fútbol mundial. Todas las ideas plasmadas en ella son fruto de mis razonamientos, pero carecen de cualquier practicidad en cuanto nunca, nunca y más nunca serán puestas en práctica por las autoridades competentes, por motivos que explicaré al final. Por lo tanto, tómense todo lo que diga con pinzas, como si fuera el utópico y ucrónico desvarío de un soñador en pleno trip a base de ácidos (?). O como esa vez en que pasaron una tarde entera decidiendo que harían con el primer premio de la lotería, que obviamente nunca ganaron.

Esta vez he apuntado arriba, muy arriba: nada menos que a la FIFA y al máximo evento deportivo del mundo. Estaba harto de ver desigualdades enormes, injusticias gigantescas, dramas catastróficos causados por un sistema profundamente viciado y manipulado por las altas esferas del deporte rey, con fines bajos y oscuros. Así que dije basta, me puse manos a la obra, y luego de casi una semana de cálculos y reflexiones bien ponderadas, creo haber encontrado la manera de devolver credibilidad al Mundial de fútbol. Blatter, toma nota (?) y toma mientras (??).

Me parece que el primer problema nace con la selección de los equipos que participan al campeonato. Muchos critican la ampliación sucesiva de participantes (de 16 a 24 y desde el ’98 a 32), indicando como sustento la alta competitividad de la Eurocopa (que pasó igualmente de 4 a 8, y luego desde el ’96 a 16); me he aburrido de oír eso que el torneo del Viejo Continente más Brasil y Argentina se convertiría en un perfecto Mundial. Yo creo que esta observación no es correcta en el sentido que se le quiere dar (es decir, destilar el número de participantes) pero sí en su concepto: la calidad promedio de los equipos que participan en ese torneo (y ni qué decir si se agregaran los grandes sudamericanos) es superior a la que vemos en el evento FIFA.

Evidentemente, el filtro constituido por las distintas eliminatorias no cumple del todo su función (también he pensado en como corregirlo, como se verá más adelante); pero creo que pasa in primis por una asignación incorrecta de las plazas a disposición. Hay muchos criterios que se podrían aplicar para determinar esa distribución de una forma más o menos lógica: los resultados de los últimos mundiales, los rankings FIFA de las confederaciones, el número de federaciones afiliadas, una misma probabilidad de clasificación para todos los equipos del mundo, el fair play (?), la raíz cuadrada del inverso del PBI per cápita (?), qué se yo. Pero claro, la FIFA no sigue ninguna de ellas, porque todo está digitado desde lo alto, por motivos políticos muy bien definidos.

Un ejemplo. En el próximo Mundial, África tendrá 6 representantes, incluyendo el local (si no mudan la sede a otro lado, como parece posible). África es, para las crónicas, el único continente, junto a Oceanía, que no ha llegado nunca a una semifinal. En toda la historia de los Mundiales, sólo cuenta con dos cuartos de final (Camerún en el ’90 y Senegal en el ’02) y cuatro octavos de final (Marruecos ’86, Nigeria ’94 y ’98, Ghana ’06). Fijémonos bien en el dato: en cada Mundial desde 1986 el continente negro ha logrado hacer pasar la primera fase a un (solo) equipo. Ésta es sin duda una señal de admirable constancia, aunque no es única a nivel de confederaciones “menores”, es decir sin contar a Europa y América del Sur, porque Norte y Centroamérica va al mismo ritmo, o aún mejor: también consigue llevar a segunda ronda a un equipo desde 1986, también ha conseguido dos cuartos de final (México ’86 y USA ’02), pero en dos ocasiones (1994 y 2002) logró hacer que México y USA vayan de la mano a octavos. África, en cambio, nunca ha tenido dos equipos en esa situación.

Y sin embargo, fijémonos en los cupos asignados. Ambos continentes tuvieron 2 cupos en el ’86 y el ’90. Con la excusa del cuarto de final camerunés en Italia, se regaló un lugar más a los africanos en USA ’94, donde, para colmo, toda la CONCACAF (menos los locales) se tuvo que pelear sólo por un cupo y ¼ (?). Con la ampliación a 32 equipos en Francia, África, avalada por haber tenido un (1, ein, one) equipo en octavos de final, recibió dos (!) cupos más, mientras que los hermanos del norte (?), que habían duplicado tal producción, sólo uno. El 2002 se repitió el mismo reparto (África 5, CONCACAF 3), y el nuevo doblete de gringos y charros en octavos (y para más desgracia, se cruzaron en esa instancia) por fin les valió tener medio cupo más para el 2006: 5 contra 3,5. Para el 2010, nuevo regalo para África: a diferencia de lo usual, el tener a un equipo de la confederación no significó perder un espacio en las eliminatorias. Y esto gracias a un Mundial previo impresionante… donde sólo Ghana clasificó a octavos (y fueron despachados ahí mismo 0-3 por un pobre Brasil).

Si juntamos los dos datos, notamos que no sólo África no ha dado el salto de calidad, sino más bien está retrocediendo. Cuando tuvo dos cupos (’86 y ’90) clasificó al 50% de sus equipos a octavos y cuando tuvo 3 (’94), bajó al 33%; recuerdo que en esos 3 mundiales habían 24 equipos, de los cuales 16 pasaban a octavos, es decir el 67%. Con 5 (’98, ’02 y ’06) llegó al 20% en torneos de 32 participantes, en los cuales pasaba el turno el 50%. O sea, nunca llegó siquiera al promedio, y en los últimas 4 copas viaja a la mitad o menos del porcentaje normal. Para comparar, veamos el caso de Sudamérica, que para el próximo mundial tendrá cupo y medio menos que África: 100% el ’86 y ’90, 50% el ’94, 80% el ’98, 40% el ’02, 75% el ’06. Todo muy justo, ¿no?

La verdad es otra y es muy simple. Las elecciones de la FIFA se definen por votos individuales de las federaciones afiliadas, que están ligeramente por encima de las 200 unidades. De ellas, África representa el 26%, al igual que Europa. Asia tiene el 21%, Norte y Centroamérica el 17% y Sudamérica y Oceanía el 5%. La cúpula de la federación internacional, eternizada en el trono (primero con Havelange, ahora con Blatter) cuenta con los votos cautivos de todo el continente americano, merced de los cargos lujosos como vicepresidentes de sendos jerarcas locales: Humberto Grondona, presidente de la federación argentina y dueño de Arsenal de Sarandí (nada menos…), y Jack Warner, boss de la CONCACAF, del fútbol de Trinidad y Tobago y del poderoso Joe Public F.C. (??????). Sumando esos dos feudos, tienen el 22%... es muy poco. Conseguir el apoyo de toda Asia es imposible por las enemistades internas que ahí se dan, y Europa está en su contra desde tiempos inmemorables; Oceanía no pinta, y por eso no tienen ni un cupo entero, los pobrecitos (?). Pero, oh sorpresa, con el 26% africano de su lado sólo les hace falta conseguir 5 votos más por el resto del mundo para conseguir la mayoría… y financiando unos estadios por aquí, unos viajes a dirigentes por allá, un mundial organizado más allá (¿o no, Japón y Corea?), eso no es nada complicado.

No deja de sorprender que el apoyo principal al Imperio venga por parte de dos confederaciones crónicamente maltratadas por FIFA en la asignación de cupos, como en el caso de las americanas, porque por lo menos el saqueo que sufre Europa está bien merecido por oponerse al lado oscuro (?). Pero así funciona el biz… y todo ese dinero donado para el desarrollo del fútbol africano ya no luce de tan buena fe como podía pensarse. Como en toda dictadura, dictablanda (?) y/o democracia corrupta, la mejor manera de eternizarse en el poder es tener de su lado a una mayoría clientelista, chantajeada a través de flujos de dinero, favores políticos y puestos de trabajo inmerecidos, y todo condicionado a votos favorables a la hora que cuenta. Y Blatter & Friends (?) no son exactamente filántropos o paladines de la democracia… saquen sus cuentas.

Ahora ya saben por qué en un Mundial ven equipos poco competitivos… mientras que en Europa grupos con (caso de la vida real) Holanda, República Checa y Rumania sólo clasifican directamente al primero, el segundo va usualmente a un repechaje y el tercero está out. Y de paso, comparemos la competitividad de la eliminatoria sudamericana con los inenarrables play-offs asiáticos, como el último que vimos entre Bahrein y Uzbekistán.

Así no es, pues. En el próximo post, dejaré de lado este ánimo destructivo y pasaré a las propuestas.

martes, 16 de septiembre de 2008

Super-Human Race

No sé muy bien como he logrado levantarme de la cama hoy. Mi cabeza está hecha una pelota (desinflada, remendada en varias partes, con algunas costuras a medio deshacer) y ni un tempranero café negro y recargado parece tener ningún efecto. No encuentro una razón lógica para mi estado, considerando que la jornada de ayer fue más bien relajada. ¿Cansancio acumulado? Quién sabe. Lo curioso es ver como cambian las cosas en poco tiempo. Hace dos semanas y dos días, a esta hora, estaba a punto de concluir mi última hazaña deportiva (a la fecha): mi memorable (?) récord en la 10K.

En noviembre, tal como reseñé en un post pasado, participé a una de estas carreras. Me había estado preparando responsablemente, con seis pruebas sobre esa distancia en el mes previo a la competencia, en las cuales pasé de un tiempo inicial de 58'28" hasta un muy decente 53'51". En la carrera misma, aún con varios puntos en contra, como el calor ecuatorial o el tráfico humano con el que tuve que lidiar al salir muy atrás en la partida, aplastado en la panza del grupo, logré hacer un tiempo que para mí era excepcional, 53'32". Me pareció en ese entonces un resultado increíble y tengo que admitir que me levantó la autoestima como mínimo un par de puntos. Inmediatamente anuncié que participaría sí o sí en la carrera del año siguiente, donde intentaría contrarrestar los aspectos negativos que me habían condicionado en ese momento y obtener de esa manera un registro aún mejor.

Fue así como, apenas se esparció la voz que el 31 de agosto se desarrollaría una 10K mundial, dejé mis hábitos peligrosamente sedentarios, desempolvé las zapatillas, pagué mi inscripción y programé un plan de preparación minucioso para llegar en las mejores condiciones a la competencia. Faltaban ocho semanas. Tenía previsto hacer un primer mes de gimnasio y a lo mucho una carrera por semana, simplemente para poner a punto el físico; el tiempo restante sería a base de dieta y muchos kilómetros de entrenamiento. Me pareció un plan grandioso.

Pero de pronto me encontré en la misma situación que Napoleón o Hitler: ver como mis ambiciosos proyectos se chocaban contra un enemigo insuperable, el General Invierno. La temperatura bajó bruscamente y trajo consigo lluvias y neblina en dosis abundantes. De todas formas, la primera semana seguí mi programa a la letra: ejercicio diario y, empezando la semana, 10 km. El segundo lunes, luego de cerrar esa distancia en un mediocre 57'37", me di cuenta que las condiciones climáticas me estaban derrotando: en la noche ya tenía en proceso una fastidiosa faringitis.

Toda la semana siguiente la pasé embutido de antibióticos, sin tener más desplazamientos que un trayecto directo diario cama - bus - oficina - bus - cama. La semana siguiente ya me encontraba mejor, pero no quise arriesgar mi integridad saliendo a correr en madrugadas gélidas y húmedas. Así que me dediqué a sanas actividades gimnásticas indoor... pero, pasados 5 días más, mi problema respiratorio, aparentemente no bien tratado, regresó exigiendo venganza. Nuevamente, tenía que cortar la preparación en seco, pero esta vez por más tiempo: no quise exponerme a ninguna recaída, por lo que no me moví por 2 semanas exactas. Y así, como quien no quiere, terminó julio.

Empezando agosto, reformulé drásticamente todo mi plan de entrenamiento y repartí las cuatro semanas que me quedaban en dos partes iguales, reflejando lo que había pensado hacer con el doble de tiempo: quince días de gimnasio, quince de dieta y carrera. Eventualmente, por motivos completamente fuera de mi alcance y voluntad, tuve que posponer cualquier intento de correr en las madrugadas hasta el 20 (día en el que, además, me retiré a los 6,5 km con dolores inenarrables), y la dieta sólo se llevó a cabo la última semana. Luego de un intento exitoso el domingo antes de la carrera, logrando un magnífico 53'33" en pleno mediodía (?), el 28 volvía a tener problemas y abandonaba alrededor del kilómetro 7. Pero por lo menos la única parte de mi cuerpo que no se había resentido en esos días era justamente la más débil, la garganta. Así, con muchas dudas y toda la sensación de que podía pasar cualquier cosa, me acerqué a la línea de partida, el domingo en la mañana.

Por suerte, esta vez conseguí una posición mucho mejor a la partida. Ubiqué a las liebres que llevarían el paso de los 50' y los 55' y me coloqué exactamente en el medio, teniendo muy claro que si quería estar en los alrededores de mi récord personal tenía que mantenerme más o menos equidistante entre ellos. El día, milagrosamente, se presentó mucho más soleado y primaveral que de costumbre, lo cual me pareció una óptima señal, considerando que el circuito se desarrollaría en zonas cercanas al mar, lo cual en estas épocas, usualmente, es sinónimo de niebla profunda y densa, llovizna salada, ventarrones congelantes cada dos por tres.

Cuando pasé la banderola del primer kilómetro, me sorprendí al ver que estaba en 4'55". Para tener una idea, sólo dos veces había tenido tiempos por debajo de los 5': los últimos mil metros en una 7K de finales del 2006 (4'59") y los primeros en mi entrenamiento de una semana antes de la competición (4'47"). Descartando el primer resultado, al tratarse de una distancia distinta, recordé como el gran esfuerzo en el arranque de la última vez me había pasado factura en el final: en los siguientes 9 km nunca bajé de los 5'12", lo cual no había impedido, sin embargo, que hiciera mi récord fuera de competencias oficiales. Buen antecedente.

Pero aún mejor fue encontrarme en 9'52" a los dos mil metros. Significaba que luego del 4'55" había plantado un 4'57"... y ya había ganado 8" sobre los 50', aunque la liebre asignada a ese tiempo seguía varios metros delante mío (al parecer, no seguía un ritmo uniforme). Al km 3, seguía muy por debajo de mis tiempos, con 14'55" (parcial de 5'03"), pero poco antes de llegar a ese hito, empecé a notar el resurgir de los dolores que me habían aquejado en las dos ocasiones en que, durante mi preparación, tuve que dejar de correr antes de concluir los 10 kilómetros. Empecé a maldecirme por haber conducido mi ritmo de forma tan irresponsable, desgastándome tontamente a tanta distancia de la llegada; acto seguido, frené un poco el paso y traté de respirar lo más profundamente que podía, para ver si lograba paliar el fastidio. Que todo ese problema me significara un tiempo aún bajísimo sobre el último kilómetro me indicó que, evidentemente, venía a una velocidad inusitada. Eso me tranquilizó y aparentemente fue todo lo que necesitaba para que, como por milagro, todos los dolores se difuminaran lentamente.

Tanto así, que el cuarto y quinto kilómetro estuvieron nuevamente por debajo de los 5' (4'54" y 4'46"), llevándome a pasar la mitad de carrera en 24'35", algo realmente absurdo, inconcebible, impensable; la proyección estaba ampliamente por debajo de los 50', ni qué hablar de mi récord. Ese fue el mejor momento de la carrera: me sentía en gran forma, no sentía el cansancio, corríamos por el malecón, todo formaba parte de un momento Kodak. Y de pronto, el vacío.

Siempre me he jactado de saber salir de situaciones imprevistas con un alto grado de improvisación. En muy pocas ocasiones me ha ido mal. Por ejemplo, nunca he inspeccionado los circuitos de las carreras antes de las mismas; me parecía mucho más divertido afrontarlas sin saber lo que me esperaba. Por una bizarra coincidencia, la última vez me había ido de maravilla, porque la carrera se desarrollaba por el camino que recorría todos los días para llegar a la oficina; conocía cada centímetro del recorrido, cada curva, subida, bajada, cada grumo de asfalto o cemento. En esta ocasión, dividiendo los 10 km en cuatro bloques, tenía muy claros el segundo y el cuarto sector; el primero y el tercero representaban incógnitas casi totales, especialmente en el segundo caso, que cubría toda la zona de los malecones. Pero no me di el tiempo ni tuve las ganas de repasar esos metros: los consideré a priori como una zona plana y tranquila, probablemente fresca, previa a un último kilómetro y medio en plena subida.

Craso error. Alrededor de los 5,5 km, una muralla casi vertical me demostró en toda su pendiente que estas cosas no estaban hechas para aventureros. Todo el impulso con el que había llegado se frenó bruscamente mientras trataba de aclimatar mis piernas a esa escalada. En esos 500 metros perdí toda la ventaja que había acumulado, la liebre de los 50' volvió a pasarme, y llegué a los 6 km con 30'10" (parcial de 5'35"). Pero lo peor era que había derrochado energías tal vez imposibles de recuperar sobre ese escalón, y según lo que veía paso a paso, no había señales de bajada de allí hasta el finish. Aún esforzándome para mantener el ritmo, me alejaba inexorablemente del cartel que me precedía: 5'09", 5'06" y 5'13" me proyectaron, en el km 9, a 45'38". No era ni lejanamente un mal tiempo, es más, prácticamente me aseguraba un extraordinario récord personal, por debajo de los 52', tal vez incluso de los 51'.

Pero me daba rabia pensar en esa desaceleración abrupta. De haber sabido lo que me esperaba, podría haber manejado un poco mejor el cuarto y quinto kilómetro para llegar más descansado a la subida, y perder a lo mucho la mitad de ese minuto de ventaja que se me había esfumando entre los km 5 y 9. Decidí ir al suicidio, forzando todo en los últimos mil metros de subida constante, y arriesgar las piernas si era necesario, con la firme convicción de no volver a correr por todo el tiempo que quisiera. Era un último esfuerzo, que fue realizado con muy poco estilo, sin fijarme mucho en el ritmo de la respiración y menos aún en el pulso, simplemente apuntando a la llegada. La última recta fue terrible, y si no terminé caminando fue sólo por la cantidad de gente que se encontraba a los lados de la calle: en la vida me hubiera expuesto a un ridículo semejante. Es más, hasta aceleré un poco, pasando varios corredores, dando la impresión de que venía con energías. Nada más falso. Prácticamente llegué gracias a los últimos vapores de gasolina que quedaban en el motor...

50'19" (*). Km 10 a 4'41". Había bajado mi record en 3'13", es decir una mejora del 6%... que incluso era aplicable a mi última carrera de preparación (un segundo por encima del récord anterior), por lo que, a pesar de todo, en una semana me había sacado más de 600 metros de ventaja. Impresionante. La euforia me asaltó, a tal punto que, luego de recoger la medalla y tomarme varios litros de hidratantes, me enrumbé caminando hacia mi casa... a casi 4 km de distancia de la llegada. A diferencia de la vez pasada, no sentía ningún dolor en los pies, no tenía las piernas endurecidas, no tuve necesidad de dormir toda la tarde. Me sentía cañón.

Hoy, en cambio, no. Pero tengo que admitirlo. Recordar la carrera me ha quitado el cansancio. Claro, también podría ser el efecto retardado del café que tomé hace un rato. Pero me gusta pensar que, muy en el fondo de mi ser, la llama de ese día me ha vuelto a alumbrar. Y se siente muy bien.

(*): ese es el tiempo que yo cronometré (ver foto). El tiempo oficial, tal como salió dos días después en la página de Nike, fue de 50'21". No creo que haga diferencia para el análisis posterior.


viernes, 12 de septiembre de 2008

Manifesto!

Pego aquí la traducción de parte de uno de los posts más exhilarantes que he tenido la dicha de leer. El original lo encuentran aquí. Es una especie de plataforma política muuuuuuy sui generis que, sin embargo, resulta menos absurda de ciertas propuestas que oigo por parte de nuestros representantes... ver (o leer) para creer.

"Los dogmas no son lo que yo entiendo por vida. Lo que quiero es una revolución permanente, destruir y reconstruir, del amanecer al anochecer. Nuestro manifiesto es, fundamentalmente, un avión de papel lanzado al ojo del aburrimiento. Escribo esto mientras estoy desnudo, envuelto en una sábana y comiendo una galleta. Lo cual constituye el look revolucionario, además de los cascos con púas y las gafas de buceo. Las migas ahora cubren mi sábana, así como pronto cubrirán los campos. Los perros se alimentarán con ellas y tendrán el control de las fuerzas armadas.

Todos los líderes tendrán mostachos y vestirán uniformes, pero no poseerán ningún poder efectivo. Lanzar una torta en la cara de alguien será considerado socialmente aceptable. El mango será la fruta oficial y la edad para poder beber será reducida hasta el momento de la concepción. Cada ciudadano será invitado a postular una propuesta política, y cada seis meses una de ellas será escogida al azar e implementada. Destruiremos ciudades horribles para crear hermosas ruinas. Para desalentar el uso de autos y por lo tanto el consumo de petróleo, todos los estacionamientos serán convertidos en Zonas Autónomas, donde se impulsarán las cabañas prefabricadas, los tambores tribales, el arte callejero, la comida al aire libre y el nudismo. Luego, todo el mundo será declarado un estacionamiento.

El multiculturalismo será reemplazado por el culturalmultiplismo. Todos los ciudadanos podrán acumular puntos por actos notables de caridad y arte, y de esa manera obtener títulos como Barón, Conde, Khan, Gran Duque y Funkmaster. Todo el que tenga un plan utópico podrá someter su propuesta al gobierno y, en el caso que fuera aprobada, obtendría la posesión de una pequeña isla en la cual conducir experimentos sociales. Si éstos resultan exitosos, serán implementados en la tierra firme. "Our house", de Madness, será el himno nacional. Los suizos serán obligados a tomar un partido. Mítines y marchas, por cualquier razón, todos los días!"


jueves, 11 de septiembre de 2008

El equipo de la gente (?)

Me siento a escribir este post doce horas luego de haber visto uno de los goles más positivamente inesperados que recuerde, y todavía no se me descarga el shot de adrenalina. Lo mejor de todo es lo absurdo de la situación en la que se circunscribe esta extraña reacción emotiva: un empate de local por parte de un equipo que anda noveno en un grupo de 10, donde clasifican 4, cuyos mejores jugadores han sido defenestrados por graves problemas de conducta y que viene con un récord de 1 victoria, 4 empates y 3 derrotas, con 5 goles a favor y 16 en contra. Ah, y todo esto en la octava fecha jugada de 18 programadas. Así como lo leen, y si no he puesto (?)s por todos lados es por un mínimo de vergüenza.

Proporcionalmente, me imagino que si un gol similar se hubiera dado en una final del Mundial o de la Champions, estaría hospitalizado con graves complicaciones cardiacas o tal vez me hubiera llevado a la tumba el grito desaforado de gol. Pero no todo es perfecto (?)

Minuto 93' o, como le gusta más a la FIFA, 90'+3' (?). Perú, uno de los peores equipos del continente, se enfrenta a Argentina, bicampeona mundial, bicampeona olímpica, segunda en la tabla de las eliminatorias. Luego de un partido jugado al tope máximo de sus posibilidades, y donde el espectacular Carrizo ha salvado en dos oportunidades el arco blanquiceleste de una caída segura, ese equipo de segunda o tercera categoría se encuentra abajo 0-1 con un gol marcado en los últimos minutos, en la única y más bien relativa distracción defensiva. Su historia dicta que el partido acabe así. Las habilidades del adversario, con grandes dominadores de la pelota en su plantel, avalan esa impresión.

Y de pronto, el milagro, la sorpresa, el destello de caos que rompe los esquemas. Última jugada del partido, faltan 40" o quizás menos, Messi intenta irse al corner para perder tiempo, se asusta cuando se ve rodeado por tres peruanos, trata de pasársela a Zanetti, le rebota a Vargas que la puntea sobre la línea, la Pulga se queda mirando, el Loco mete un chutazo a cualquier lado, Rengifo la para de espaldas al arco, a 20 metros de la línea de mediocampo, presionado muy levemente por Coloccini, la devuelve a Vargas que está llegando a trote ligero mientras Messi mira el cronómetro del estadio, el hombre de la Fiorentina mete segunda, tercera, cuarta, Battaglia va al cruce, lo empuja, forcejea, se le cuelga del cuello, avanzan envueltos y enmarañados por unos 35 metros, al final Vargas saca un par de caballos más de potencia quién sabe de donde, se sacude al argentino de encima cuando aún faltan 10 pasos al área rival, levanta una vez la cabeza, ve llegar a los dos centrales y al Cholo Fano entre ellos, pica un poco más, roza el vértice, vuelve a mirar hacia el centro, da unos pasos más en territorio enemigo, justo cuando el árbitro recoge su silbato, mete un centro tenso y con comba hacia el centro del área chica, Demichelis y Díaz se quedan pasmados e inmóviles en toda su estatuaria humanidad, mientras el rústico y poco agraciado Fano se lanza al suelo con el pié derecho estirado y anticipa milimétricamente al pobre de Carrizo, con la pelota que entra debajo de su cuerpo. Y fin. Fin en todo sentido, porque el partido se acabó right there, right then. Festejo, locura, histeria, cronistas llorando, público festejando en las afueras del estadio (habían salido luego del 0-1), chicas en cueros... ah, no ahí cambié canal y, por la hora, me pesqué un porno bastante softcore (?). Anyway, por supuesto, seguimos tan eliminados como siempre. Pero a eso pensaremos otro día.

Hay que destacar a varios. Primero, al entrenador, porque por azar, coincidencia, intervención divina, locura o tal vez intuición pura y genuina, acertó el 90% de las decisiones que debía tomar. No llamar a los juergueros: check. Llamar a gente de segundo nivel pero motivada: check. Confiar en Zambrano (19 años y ni un solo partido oficial over-17, ni en selección, ni en el Schalke 04) en el centro de la defensa: check. Poner doble contención en la volante: check. Mantenerlo a Solano, supuestamente pre-jubilado, para generar juego: check. Jugársela por los parias (?) Alva, Chávez y Fano arriba: bastante check (?).

Butrón no tuvo grandes intervenciones en los dos partidos, pero estuvo atento cuando se requirió. Prado cubrió decentemente el lateral derecho y tuvo algunas avanzadas hasta el fondo, teledirigido por Ñol... no es lo máximo pero es lo que hay. Zambrano es la revelación defensiva peruana de la última década(?): impresionante por biotipo, velocidad, anticipación, personalidad, todo; si se mantiene así en la doble fecha que se viene, lo elevo a los altares (?). Rodríguez y Vílchez lo apoyaron bien. Vargas merece un monumento por esa carrera desmesurada para el empate con los de Basile, pero si pateara más al arco sería mejor; tal vez necesita alguien con más ida y vuelta delante a él. Torres y De la Haza por fin nos entregaron 180 minutos de solvencia en la contención: a lo mejor ya encontramos a la pareja ideal (?), aunque se llenen de amarillas a una velocidad impresionante. Solano es Solano: ya no corre, ya no mete golazos de tiro libre, ya no hace acrobacias, pero tiene un pié derecho desencajable a voluntad y mete pases que ni Beckham; con tanto obrero en la cancha, es imprescindible. Alva estuvo fenómeno con Venezuela (parecía un brasileño naturalizado o algo así) y un desastre con Argentina (jugamos con 10 durante toda su estadía en el lateral); tal vez sintió demasiado la presión del Pupi. Chávez no termina de convencerme, probablemente porque es un 9 de bolsillo y lo usamos como 10 y 1/2 de cabotaje, pero el chico ve el arco y defiende la pelota contra centrales que son el doble que él. Fano sigue vivo en los recuerdos de los defensas vinotintos y gauchos: tocó más veces a sus adversarios que a la pelota, es rústico como pocos (a veces parece tener ladrillos en los pies), no tiene sprint, pero se pelea como si no hubiera un mañana y de paso hasta hace goles: es el Toni peruano pero más chato y feo (?)

¿Hay equipo para soñar? Lo dudo. Pero por lo menos esta gente se faja; no creo que pierdan por goleadas absurdas, y probablemente consigan ganar los partidos ganables y salvar alguno que parecía perdido. Ahora, si en esta mentalidad trabajadora se insertara arriba, por ejemplo, a Guerrero (suspendido por otras 4 fechas...damn it!) o a Farfán (cancelado por puterío), hasta me la creería más. Y falta un volante izquierdo que se desdoble con Vargas y le sirva de apoyo, porque Alva es segunda punta, no carrilero; o si no, tampoco estaría mal un habilidoso (Sánchez? Manco? Ísmodes?) que se cruze con el segundo delantero, en una subespecie del 4-2-3-1 que tanto le gusta a Chemo. Pero por lo menos ahora hay un núcleo que, de momento, es intocable: Butrón, Zambrano, Rodríguez, Vargas, Torres y Solano (suspendido contra Bolivia) son fijos en cualquier equipo que se plantee. Prado y De la Haza, a falta de reemplazos, no perderán sus puestos. Y si no vuelve algún exiliado o aparece de pronto alguna luminaria (?), creo que Fano es el 9 de esta selección. No estaría tan seguro sobre Alva y Chávez, pero estamos hablando de 2 sobre 11. El grupo, básicamente, está formado.

Y así, señores, se concluye una nueva fecha doble de las eliminatorias sudamericanas al Mundial. Ningún equipo ganó los dos partidos. Paraguay empató de visita en Buenos Aires y pasó por encima de Venezuela como local, fugándose en la cabeza de la tabla y a sólo 11 puntos de la clasificación (faltan 10 fechas...). Brasil vapuleó a Chile en Santiago (0-3) y empató increíblemente 0-0 con Bolivia en cancha de Botafogo (Dunga, ¡dimite ya!), pero por lo menos mantuvo la media inglesa, aunque obteniendo los puntos al revés de lo que indicaba la lógica. Uruguay siguió su ejemplo, expugnando Bogotá antes de aburrir a proprios y extraños en Montevideo contra Ecuador (0-0). Este último en cambio se la jugó bien, considerando que antes había derrotado 3-1 a Bolivia en Quito. Chile tenía doble fecha de local: recibió 3 de los brazucas y endilgó 4 a los colochos; 3 puntos y un +1 de diferencia de goles como saldo no está tan mal. Argentina decepcionó con 2 empates 1-1, Bolivia sigue última pero sacó un punto a pesar de tener dos visitas consecutivas, Venezuela se viene cayendo fecha tras fecha (en las últimas 4, un empate y 3 derrotas).


La situación actual:

1. Paraguay está con un pié en Sudafrica o donde diablos se termine jugando el 2010 (Brasil? Australia? México?). 17 puntos, 4 más que el segundo, 5 más que el quinto (o sea, el límite para la clasificación directa), 7 más que el sexto (para el repechaje). Está 5 puntos por encima de la media clasificatoria... es decir, podría limitarse a ganar 4 de los 5 partidos de local que le quedan y perder sus 5 visitas, y estaría igualmente clasificado. Terrible.

2 y 3. Brasil y Argentina van de la mano en la mediocridad: 13 puntos, resultados poco convincentes o alternos, pero todos saben que igualmente van a clasificar y las preocupaciones son más bien bizantinas (?). Lo que no quita que Dunga (rácano) y Basile (ya no me quedan adjetivos) deberían irse lo antes posible. Es una pena ver a las potencias jugar tan pobremente, aún con las grandes figuras en el campo. Para exponerlos a la sorna pública y a las lesiones, mejor jueguen con combinados de la segunda división paulista y de la liga de Tucumán (?). Peor no creo que les vaya.

4. Chile se engarzó en la lucha, alcanzando a los 2 grandes. Mantuvo el último cupo directo desarbolando en el proceso a Colombia, y la derrota humillante ante Brasil puede interpretarse como el clásico malus de lanzarse al ataque suicida en el mejor estilo Bielsa. A veces va bien, a veces no, lo que nunca falta es la sangre (?). Pero ojo que, en el bien y en el mal, el credo de su entrenador está calando hondo en el equipo. Y en los partidos de vuelta, les tocan en casa Bolivia, Venezuela y Ecuador... ojo con el goal average. Y siguen +1 sobre la media clasificatoria.

5. Uruguay es una lágrima como local. En 5 partidos (sobre 8!) en el Centenario, sólo le ganó a Perú y Bolivia... y así machadas como ganar en Bogotá terminan perdiendo su significado. Tiene 12 puntos, pero el desbalance entre localía y visita y su mediocre rendimiento en casa lo ponen a -5 en la media, igual que Ecuador y Perú. Así como así, se viene un descalabro terrible en la segunda ronda.

6. Colombia se cayó en esta fecha doble. Venía invicto y se va con 0 puntos, una derrota por la mínima en casa, una derrota apabullante de visita, se quedan en 10 unidades. Que no tenían una delantera efectiva es notorio y hasta crónico, pero al menos la defensa se mantenía en pié. Ahora no queda ninguna certeza, se quieren volar a Pinto... siguen en la media de clasificación, pero en octubre les toca Paraguay y Brasil. Uuuuuuuuuuh...

7. Para Ecuador, Sixto Vizuete es un talismán. Venían de 3 derrotas en las 3 primeras fechas, botaron a Suárez entre un partido y otro, y de pronto el bueno de Sixto saca 5 fechas invicto (incluyendo doble visita al Río de la Plata), con 9 puntos totales. Sigue muy abajo en la media (-5), y hay que ver que pasará cuando se acabe la magia... aunque las visitas que le quedan por jugar no son tan temibles (Venezuela, Perú, Colombia, Bolivia y Chile), y en la altura de Quito todo es posible.

8. Perú resurgió (relativamente) con su primera victoria pero sobre todo con el increíble empate ante Argentina... y eso es lo que desconcierta de esta selección. Está invicta como local, luego de empatar contra los 3 primeros de la tabla (Paraguay, Brasil y Argentina) y contra Colombia, y vencer a Venezuela. Pero afuera... 0-2 con Chile, 1-5 con Ecuador, 0-6 con Uruguay. Y en octubre se viene fecha doble como visitante. Mamita (?). Por lo menos el equipo lucha hasta el último minuto (más descuentos) y se ha cerrado el cabaret de principios de eliminatoria; si la moral sigue alta, se podría soñar con 4 puntos entre La Paz y Asunción... sí, vamos, total soñar no cuesta nada (?). Igual está a -5 de la media, y me temo que los puntos que faltarán al final son los del empate en Lima con Colombia. He dicho.

9. Venezuela se vino abajo luego de la brillante idea de fastidiar a Páez (el bienamado Robbie Williams viejo) y mandarlo a entrenar al exitoso fútbol peruano (?). Cuatro partidos, 1 punto; van por -4 de media (la victoria inicial en Quito todavía tiene sus ventajas), espera a Brasil y Ecuador en casa. No puede fallar contra los equinocciales (?), salvo algún regalo extemporáneo de los Dunga boys, o se arma la crisis. Luego no digan que no avisé (?).

10. Bolivia... qué podemos decir. Cada vez que voy a soltar su epitafio, pasa algo raro. Un punto en las primeras 5 fechas y luego le ganan ... a Paraguay!!! (única derrota de los guaraníes). Pierden mal en Ecuador... y empatan en Brasil!!! (sólo Argentina salió indemne en la tierra de Pelé). Por lógica, se viene un nuevo hipo: ahora tiene 2 partidos en casa contra Perú y Uruguay. El -7 de la media es irrecuperable: ¿se imaginan a Bolivia ganando los 4 partidos de visita que le quedan? no? Yo tampoco. Pero a alguien por ahí le van a sacar algún puntito doloroso, y a otros se los van a regalar. Y por cierto, abajo Evo (?)

En un mes, regresaremos a la bizarrez (?) Espero esta vez emocionarme con resultados más redondos, y no me refiero a un 0-0 (??).


lunes, 8 de septiembre de 2008

Setiembre '08

Seguimos para adelante (no sé si físicamente se pueda seguir hacia atrás...), 21 meses de existencia, un blog paralelo corriendo hasta ahora puntualmente con frecuencia semanal. Sigo siendo un blogger y eso en las condiciones actuales es todo un éxito. Ya pasamos el hito (?) de las 30 mil visitas, y un anónimo lector de Guinea Ecuatorial acaba de hacernos alcanzar los 100 países que nos han visitado... cossssa de locosssssss (?).

Capítulo ránking. Impresionante levantada de Pin Up en los últimos 3 meses (casi 600 visitas!), que lo proyectan al sexto puesto y en buena posición para atacar el quinto o incluso el cuarto. Pero el notición es que luego de lunas y lunas (a.k.a. desde abril) hay bagarre en el podio, con Bon Jovi - Always que empata numéricamente y técnicamente (?) en el segundo lugar con Ne-Yo - Because of you, aunque este último mantiene el puesto (por ahora...) por su menor antigüedad. Pero asumo que para hoy (4 días después del cierre de datos) ya debe haberse efectuado el sorpasso. En todo caso ambos siguen muy, muy lejos del techo del mundo (?) dominado por un mes más (y de este paso, por varios más) por Hilary Duff - Stranger. Hoy se cumplen 13 meses de su posteo, y 6 desde que asumió el liderato. Increíble.

En cualquier momento (?) se viene el necesario post sobre mi última 10K... una auténtica epopeya de sudor, sudor y más sudor... la sangre y las lágrimas quedan para la próxima vez (?). Mientras tanto, todos los lunes encuentran un nuevo post en el otro blog... aviso válido sólo para los fans, eh. Para los demás, que siga la fiesta!

martes, 26 de agosto de 2008

2 x 1

Lo anuncié, lo amenacé, lo pensé, lo hice. Y algún observador atento debe haberlo intuido al notar que mi escueto perfil se ha convertido en una epígrafe interminable, de la noche a la mañana y sin mayor aviso. Sí: a pesar de todo y en contra del sentido común, he abierto un nuevo blog.

Como decía hace unas semanas, es completamente distinto a éste, algo parecido más parecido a un diario personal aunque sin tratar necesariamente cosas realmente sucedidas (?) a personas en carne y hueso (??). En resumen, no es un diario. Más claro, imposible (?). Pero me servirá para contar historias, escribir un poco de sana y breve ficción, apuntar algunos trazos que podrían servirme más adelante en mis novelas; y de paso, dejar a este blog la función pública que debe desempeñar (?), hablando de lo que le interesa a la gente (?). Para muestra un botón, la imagen de este post (???).

Se llama En garde! y para los que no le dieron al link les pongo la dirección completa: http://engardenia.blogspot.com. Creo que de entrada se darán cuenta que es otra cosa, el diseño, los colores, las imágenes (no creo poner tetas o cosas así por allá, restaría seriedad al total - ????). El nombre se me ocurrió viendo una noche de esgrima en Beijing, creo que era sable por equipos, donde me aburrí escuchando mil veces (aprox) la invitación del juez para que los contrincantes se pusieran en guardia. Me quedé dormido con esa frase en la cabeza.

Paréntesis más relacionada con el post de ayer: ¿no sería mucho mejor si los torneos de equipo de esgrima, en lugar de ser una sucesión de encuentros one on one entre los miembros de los equipos, fuera una melee brava, ruda y confusa, todos contra todos? Algo tipo los Tres Mosqueteros, o el duelo de Horacios y Curiacios en la antigua Roma (recordado sobre todo por el famoso cuadro de David). Creo que se ganaría en espectacularidad, sería una cosa de locos entender lo que estaría sucediendo en la pista. Claro, deberían vestirse con colores distintos, tener un espacio más grande, mejorar la tecnología (sería bueno no tener cables dando vueltas), pero el espectáculo sería absolutamente impagable. Cierro paréntesis.

Así que ya saben, aquí seguirán teniendo la información de siempre, algún video, algún raje, y por allá quedará otra categoría de contenidos. A parte este cherry promocional, de aquí en adelante los dos blogs seguirán por su camino libre e independiente, salvo links en los sidebars de ambos. La parte sinérgica ya la han desempeñado, puesto que gracias al esfuerzo de diseñar En garde! pude descubrir como reducir el tamaño de los posts en la home del blog (el infame link Continuar leyendo que debe estar apareciendo por todos lados...) y así tener una presentación más ordenada y profesional. De la misma forma, ya me he convertido en un maestro en la diagramación de las páginas, modificando espacios, anchos, colores, fuentes, etc directamente en el html. Sí, lo sé, es una tontería que habla muy mal de mis conocimientos informáticos, pero para mis estándares anteriores (que blogger se encargue de todo) ya es un notable avance. Y no puedo olvidar el nuevo perfil, tan pomposo como autolesionista (?), nacido justamente para empatar el estilo de mi nueva creación.

Veremos si tener dos blogs caminando a la par significa más posts o la completa autodestrucción de mi epopeya bloggística (?). ¿El tiempo me dará la razón?


lunes, 25 de agosto de 2008

Olympica

Good bye Beijing. Se acabaron las Olimpiadas y estamos en tiempos de evaluación final. En lo estrictamente deportivo (y luego quiero aclarar algunas ideas sobre el alcance del término) estuvieron muy bien. Los récords de Phelps y Bolt, por ejemplo, no serán fácilmente olvidables;(¿alguien recuerda quien ganó en Sydney los 200 metros mariposa? ¿y los 100 metros planos?), así como todo el mundo ha identificado por décadas a Munich '72 con Mark Spitz (y saliendo de los campos, con la masacre de los israelíes), y a México '68 con el record de Beamon en el salto de longitud, ahora tenemos dos situaciones igualmente estratosféricas en la misma edición. Y no es poco.

En líneas generales, cuando no habían chinos con posibilidades de medalla de por medio, ganaron los que debían ganar, o en todo caso outsiders creíbles. Todos esperaban a Phelps y Phelps rindió; aunque debe agradecer a Lezak por su primera medalla en los relevos, y a Cavic por no tener dedos más largos en los 100 mariposa. Todos esperaban a Bolt, y Bolt se llevó de afano las 3 carreras en las que participó. En basket el Dream Team devolvió el honor a la NBA (y las mujeres hicieron otro tanto), en volley brasileños/as y americanos/se repartieron finales y medallas, Nadal ganó en tenis, Argentina en fútbol, Australia se defendió en las piscinas, los coreanos con arco y flechas, etc etc.

Haciendo un análisis frío, no es muy complicado identificar ganadores y perdedores. Excluyendo del análisis al anfitrión (más sobre eso en unos párrafos), los USA no lo hicieron nada mal: tienen la misma cantidad de oros que hace 4 años (36) y 8 medallas totales más, consiguiendo su mejor sumatoria (110 preseas) desde Los Ángeles '84... con boicot ruso y localía de por medio. Sorprende gratamente el Reino Unido, evidentemente ya con la puntería dirigida a Londres 2012; ésta ha sido su mejor olimpiada de siempre (¡el récord duraba desde 1908!) con +10 oros y +17 medallas respecto a Atenas. Terminaron a un paso de Rusia, que aún manteniéndose en el tercer lugar pierde 4 titulos y 20 medallas totales, varias de las cuales por la Chinese Sydrome. Francia y Cuba caen en el ránking de forma vistosa, aún sin grandes diferencias en los totales (- 3 Cuba, incluso +7 los frenchutes), debido a una cantidad enorme de platas y bronces y muy pocos oros (7 y 2). Alemania, Italia, Holanda y España se mantienen entre los primeros puestos, mientras caen los países del Este europeo (muchas disciplinas cruzadas con favoritismos locales).


En lo personal, ha sido una experiencia memorable, contra todo pronóstico. Con 13 horas de diferencia respecto a la Ciudad Prohibida, me encontraba la jornada de competencias exactamente invertida respecto a mis horarios reales; las transmisiones tv se limitaban a resúmenes diferidos a veces hasta 20 horas y con comentarios patéticamente ignorantes y desinformados; y a diferencia de, por ejemplo, los Mundiales de Japón y Corea, ya no estaba en la Universidad, donde pude faltar impunemente un mes a clases, quedándome frente a la pantalla las madrugadas y en la cama todo el día.

Pero una vez más, la tecnología me reiteró que no hay mejor época para vivir, en cuanto a acceso a la información, que la actual. ¿No sabías a qué hora hay los octavos de final de dobles de ping pong? Pues el sitio oficial te daba el detalle completo del seeding (¡incluyendo biografía y foto de los jugadores!). ¿No había transmisiones en vivo de las eliminatorias de Taekwondo? Pues TerraTv te soltaba TODAS las competencias en vivo y por streaming . ¿Extrañabas los relatos de la radio italiana en las finales de esgrima? Pues la Rai te los ponía en su sitio. En resumen, la red lo tenía todo. Frente a tanto regalo, no me quedó más que armar una programación diaria, ver las competencias matutinas antes de dormir, metido en la cama y con la laptop sobre las rodillas, dejar unas cuantas horas intermedias de sueño (por suerte coincidían con la hora del almuerzo en China), y seguir las finales nocturnas durante el desayuno o en la oficina. Resultado: prácticamente todo lo que quería ver lo pude ver. Sólo en los últimos 3 días el cansancio pudo más y me perdí finales importantes colocadas a golpe de 2-3 de la mañana... pero el cuerpo tiene un límite.

Como dije desde el principio, todo el bling bling del deporte, las magnilocuencia de las ceremonias, la colosalidad de la organización no han podido ocultar las enormes dudas que ha generado esta Olimpiada. Y no, aunque no lo crean, no me refiero a los derechos humanos, al Tibet, a la libertad de palabra, etc. En eso (y sólo en eso) estoy de acuerdo con Rogge, el presidente del CIO, y algunos deportistas sensatos: esto es deporte, y no se puede pedir al deporte que haga lo que la política y la economía no hace. Me pareció ridículo el boicot de algunos presidentes a la inauguración, cuando sus empresas viven de la mano de obra china (y de sus excesos, patrocinados por el gobierno) y ellos mismos se tapan la nariz a la hora de realizar acuerdos comerciales para entrar a ese inmenso mercado. Por otra parte, un deportista es un profesional (o, como en unas cuantas disciplinas, un amateur de alta competencia) y si se gana el derecho a participar y quiere ir, que vaya, compita y vuelva con las medallas. Pero ir, utilizar las instalaciones, servicios, comodidades que bien o mal han sido puestas en pié por el gobierno chino y luego salirse con peroratas a lo Richard Gere, suena por lo menos de mal gusto. Si estabas realmente en contra del autoritarismo chino por una cuestión de principios (y que las cosas en Tibet estaban mal es algo que se sabe hace lustros), pues qué mejor protesta que no ir; dabas una conferencia de prensa en tu casa diciendo no voy por esto, aquello y lo de más allá, y mandabas saludos al Dalai Lama. Eso hubiera hecho yo. Eso sí era un sacrificio por una causa noble. Pero ir, conseguir el triunfo y los aplausos y, antes de subir al avión soltar un par de frases preimpresas... feo, muy feo.

Pero no me refería a eso, ni tampoco al doping (sólo un puñado de casos probados, aunque muchas incógnitas por despejar). Mi gran problema con los juegos han sido los jurados manipulados. Voilá. Solté la piedra. No pongo ni la duda, ni el condicional: muchas medallas han sido robadas directamente por jurados teledirigidos. Han habido obscenidades que salían de la escala de lo absurdo, lo vulgar, lo grosero. Y en su gran mayoría, hechas para beneficiar a los dueños de casa.

Claro, la peor de todas no tuvo a chinos de por medio, en la final de vela, clase 49er. Resumen para los que no fueron testigos de semejante atrocidad: los daneses luchan por las medallas con españoles, italianos e ingleses; antes de iniciar la regata final, partiendo con el primer lugar en el bolsillo, quedan desarbolados (el clima era pésimo, como en el 90% de los días de competencias de vela en Qingdao); mientras los demás equipos festejan la desaparición de los favoritos, éstos vuelven a la base y prestan la embarcación de los croatas (?), eliminados de la final; una embarcación que no había sido revisada y homologada para la competencia, que no cargaba una cámara de casi 13 kilos encima como los demás, y que, sobre todo, ¡¡¡¡¡¡batía bandera croata!!!!!! Para colmo, llegaron a última hora, con lo que ningún otro participante se enteró del cambiazo. No entendieron qué diablos hacía Croacia en la regata, así que se desinteresaron del asunto y lucharon entre ellos por la (supuesta) victoria. Mientras tanto los daneses/croatas seguían su camino, llegaban a la meta y festejaban como locos... al igual que los españoles (supuestamente primeros), los alemanes (segundos) y los italianos (terceros). En cualquier planeta donde la especie dominante tenga un cerebro desarrollado y un mínimo de raciocionio y sentido común (y una clase 49er en su programa olímpico), el podio estaba muy claro. Pero no. Aunque usted no lo crea... Dinamarca retuvo el oro. Enough said.

Donde sí hubo descarados favoritismos pro China fue en toda disciplina cuyos resultados dependen del hombre... y no me refiero a los deportistas. Gimnasia. Clavados. Boxeo. Las distintas especialidades de lucha. Esgrima, en menor medida. Puede ser una casualidad, pero sumando esas disciplinas, China recogió 25 oros de los 51 obtenidos, 7 platas de 21, 12 bronces de 28. Es decir, 44 de sus 100 medallas vinieron de disciplinas donde hay un elemento subjetivo... cuando en total esas mismas representan 89 de 302 títulos en el medallero olímpico. Es decir, el 49% de victorias chinas se dió en el 29% de competencias. Algo anda mal en esa proporción, pero no le estaría dando mucha importancia de no haber visto personalmente cosas terribles. Dificultades de ejercicios modificadas por el jurado. Notas altísimas a ejercicios que se notaban mediocres hasta para alguien que no tuviera idea del team. Órdenes de salida alterados a última hora pese a reclamos de los involucrados. Penalidades no aplicadas. Disparidades enormes de juicio. Golpes ganadores no contabilizados. Un desastre. Luego de ver esto, nunca más criticaré un árbitro de fútbol. Sólo los favores a repetición a Corea en el 2002 son comparables a esto.

Y no es la primera vez que sucede. Es más, la praxis en estos certámenes es que el local tenga alguna ventaja, como siempre... pero no tan descarada y sistemática. Y sobre todo, muy evidente a posteriori: si no, veamos a Grecia, el anterior organizador de los juegos. En Atenas, 6 oros y 16 medallas totales; en Beijing, sin localía y derivados, 0 (cero) oros, 2 platas y 2 bronces. ¿Casualidades? ¿Se jubiló una generación de oro de deportistas helénicos? No creo. Por otra parte, hay que admitir que muchas disciplinas se prestan más que otras a voltear los resultados, y creo que ese es el problema. Hay mucha discrecionalidad en la puntuación. Mucha humanidad. Por ende, mucha posibilidad de error, involuntario (lo dudo) o no tanto.

Por ejemplo, para no seguir con el ataque a los chinos y dejar de lado las disciplinas mencionadas, no sé si se han fijado en el doble estándar que han usado los árbitros de los partidos del Team USA en basket; en la práctica, reglas FIBA para todos los demás, NBA para ellos. Y olvídense entonces de los pasos, de los manotazos, del tiempo en la zona. El Dream Team hubiera ganado igual la medalla de oro (por el enorme margen ofensivo, por LeBron + Kobe + Carmelo + Dwayne + Jason, por el banquillo infinito, por jugar mejor o peor casi a placer), pero me queda un ligero e inevitable fastidio. Por otra parte, que un mismo deporte tenga reglas distintas a lo largo del mundo es absurdo, y no es culpa de los jugadores. Personalmente, prefiero las reglas NBA, porque permiten un juego más fluido, atlético, vistoso y entretenido; ya sería hora de unificar a todos bajo el mismo estándar.

¿Qué es el deporte? Según wikipedia, "el deporte se refiere normalmente a actividades en las cuales la capacidad física del competidor son la forma primordial para determinar el resultado (ganar o perder); por lo tanto, también se usa para incluir actividades donde otras capacidades externas o no directamente ligadas al físico del deportista son factores decisivos, como la agudeza mental o el equipamiento" (las cursivas son mías). Ok. No podría estar más de acuerdo. Capacidad física, agudeza mental, equipamiento. Sumando esas tres componentes, entra perfectamente todo el programa olímpico. Pero... ¿dónde se habla de los jueces? Porque claro, una cosa son los árbitros (que verifican el cumplimiento de la normatividad del juego) y otra los jueces (que evalúan el desempeño del deportista). Y, señoras y señores, no ocultemos el sol con un dedo: hay disciplinas en las que, al momento, los jueces son el cuarto factor junto a la capacidad física, la agudeza mental y el equipamiento. El cuarto caballero del apocalipsis, más bien.

Soy extremista, lo sé. Pero si fuera el CIO, solicitaría a las Federaciones Internacionales de esas disciplinas, so pena de destierro de los juegos, que encuentren formas de evaluación más objetivas que la opinión (más o menos comprable, más o menos negociable, más o menos interesada) de un juez. Que es complicado, es complicado. Pero qué diablos, para eso está la tecnología. Ejemplo: en clavados y gimnasia artística, se podría cargar la rutina prevista en una simulación informática, y extrapolar con algún mixto de mo-cap y sensores lo que realmente realizó el deportista, para que el ordenador luego analice y puntue la desviación entre las dos. En los deportes de contacto, se debería trabajar con sensores en las zonas de impacto. En otros casos, habría que simplificar las reglas para evitar las controversias (me he aburrido viendo los reclamos en esgrima para cada estocada doble).

Y hay un par de disciplinas que, francamente, no pintan y se salen del coro. Porque agregan un factor adicional aún más subjetivo e imposible de analizar objetivamente: la apreciación artística, o sea, en términos burdos, las coreografías. Y me refiero al nado sincronizado y la gimnasia rítmica. Son espectaculares, tienen buena música, las chicas son impresionantes, el esfuerzo es inhumano... pero no hay manera de tener resultados objetivos. Es arte. No puedo decir que un Van Gogh es mejor que un Tiziano. Puedo decir que me gusta más, eso sí. Pero en una competencia debo poder decir a ciencia cierta quien es el mejor, o se nos va al tacho la esencia de la lucha deportiva. Bolt llegó dos décimas antes de Thompson, ergo, Bolt es mejor que Thompson. Phelps llegó una centésima antes de Cavic, ergo, Phelps es mejor que Cavic. Viktor Ruban en la final del arco consiguió 5 dieces y 7 nueves, mientras Park 5 dieces, 6 nueves y un ocho, ergo, Ruban es mejor que Park. Argentina ganó todos sus partidos en el torneo de fútbol, ergo, Argentina es mejor que Nigeria, Brasil, etc etc. ¡Es simple!

Por otra parte, fuera de los Juegos se quedan deportes con la D mayúscula, cuyo retraso en la admisión olímpica no termino de entender. Rugby. Golf. Patinaje (¡no artístico!) y hockey sobre ruedas. Polo. Futsal (o fútbol sala). Y para el 2012, están desapareciendo baseball y softball... ¿estamos locos? ¡Imagínense lo que podría ser un torneo olímpico de baseball con todas las estrellas de la MLB!

Son 12 años que no tenemos novedades (triatlon y voley playa en Atlanta), mientras se mantienen en el programa disciplinas semideportivas (las ya citadas gimnasia rítmica y nado sincronizado), desactualizadas (el triatlon mató casi del todo la necesidad del pentatlón moderno; y la lucha libre y grecorromana deberían unificarse de una vez) o con un desproporcionado número de especialidades, como el canotaje (14), la canoa (16), el ciclismo de pista (10), incluso la misma vela (11). Y por favor, ya hay que tener competencia masculina y femenina en todos los deportes, y de ser posible, eliminarlos (creo que faltarían sólo boxeo y lucha, pero no estoy seguro).

Esas son las Olimpiadas que quisiera ver. Con todos los deportes medibles objetivamente y que tengan una popularidad o una vigencia mínima. Con árbitros y no jueces. Con reglas de clasificación a los juegos y de competencia una vez en ellos iguales para todos (nada de daneses / croatas). Con suspensión inmediata de por vida en caso de doping (en Beijing 3 medallas de oro las ganaron deportistas suspendidos por dopaje en los ultimos años, dos de ellos en el 2006... ¿no quieren que sospeche?). Con todas las transmisiones disponibles en la red en contemporánea. Con menos fanfarria en las ceremonias y más espacio a los deportistas (Rogge censurando los festejos de Bolt fue algo nauseante). Limitando las críticas no deportivas al país organizador a antes y después de las competencias (y al límite, no votando por él en las elecciones... China no ganó la organización por su propia cuenta).

Por lo menos los británicos tienen fama de ser exageradamente reglamentaristas, así que ciertas arbitrariedades deberían desaparecer. Que yo sepa, no tienen un caso Tibet (¿qué dice Sean Connery al respecto?), o de derechos humanos, o de dictadura. No tienen gran participación en las disciplinas a evaluación subjetiva. Las horas de competencia son más aceptables para el resto del mundo. Son varios, varios pasos adelante.


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Y los incautos a la fecha son...