lunes, 27 de agosto de 2007

Dies Irae II - Whoever wins, we lose

El viernes pasado no pude actualizar el post con las últimas novedades del día porque el trabajo me tuvo paralizado. Y el fin de semana ha sido dedicado de forma exclusiva a tratar de interiorizar lo sucedido y encontrar la salida del laberinto en el que, inevitablemente, estoy a punto de encontrarme encerrado.

Después de todas mis quejas y reclamos del artículo pasado, pensé que no habría nada que pudiera alterarme más. Subestimaba las potencialidades negativas de este universo. Minutos después de cerrar la publicación, mi jefe anunciaba con la sonrisa en el rostro que con una probabilidad de 99.9% pasaba a otra oficina a fin de mes, es decir, el miércoles (jueves y viernes es feriado). De golpe, mi situación relativamente tranquila desde el punto de vista laboral comenzó a agrietarse más rápidamente que paredes de barro en un terremoto destructivo.

Vamos a contextualizar el asunto:
  1. Soy el siguiente en la cadena de mando; si él se va, yo debería asumir la encargatura por lo menos por un mes, mientras se encuentre un reemplazo; en octubre pasé por algo similar, ocupando la jefatura por 20 terribles días, que me dejaron al borde de un colapso nervioso.
  2. El personal de la oficina a rangos completos debería constar de 7 personas, pero ahora somos 6 y con mi jefe a la fuga quedaríamos 5; es decir, debería manejar un área que tiene casi 30% menos gente de la necesaria.
  3. El problema de recibir una encargatura temporal es que se asumen responsabilidades sin una contrapartida monetaria; algo que puede parecer materialista y egoísta, pero véanlo de otra forma: es la única manera de ahorrarse algo para pagar a un abogado cuando los órganos de control interno comiencen a ponerse fastidiosos. Cosa que, históricamente, siempre ha sucedido con los jefes de oficinas.
  4. Para empeorar las cosas, todo el proyecto está en una fase de work in progress, visto que se está transformando en una dirección autónoma, ya dentro del organigrama formal. Suena simple, pero la clásica e innecesaria manía burocrática de complicarlo todo hace que sea una odisea que ya lleva un mes de idas y venidas, sin que se vea la luz al final del túnel. Por otra parte, en setiembre el proceso debe estar cerrado, por las buenas o las malas, y como es lógico el grueso del trabajo recae sobre el área administrativa, o sea nosotros.
  5. Uniendo los puntos anteriores, una triste realidad se asoma por la ventana: considerando que es imposible tramitar el reemplazo de mi jefe para el próximo mes (gracias nuevamente, procedimientos burocráticos) y que yo soy su segundo, como mínimo voy a tener que aguantar a la cabeza de esta área hasta concluir la transferencia, es decir el período más caótico, enredado e inmanejable que se haya visto por aquí en los últimos tiempos. Una vez culminada esa fase, lo siguiente sería relativamente en bajada, salvo el backlash de auditorías algunos meses después.
Hay muy pocas maneras de evitar los problemas que he presentado para este mes agónico:
  1. Mi jefe, al darse cuenta de los problemas en que nos dejaría al fugar en medio de una etapa complicada, podría pensárselo mejor y decidir mudarse dentro de un mes, para pilotearnos a salvo a través de los bancos de arena y dejarnos en mar abierto, con el viento a favor; conociéndolo, lo veo imposible, y tampoco puedo culparlo: probablemente haría lo mismo si estuviera en su lugar.
  2. Lo que yo podría hacer es conseguirme un trabajo en otro lugar en los próximos 3 días, y pasar la bomba al siguiente de la línea. Sería lo más seguro para mí, sin duda, pero tiene dos inconvenientes prácticos: a) me parece físicamente imposible que consiga algo aceptable en tan poco tiempo y b) el que sigue en la jerarquía de la oficina es mi mejor amigo y lo último que haría sería meterlo a él en problemas para salvarme yo. Lo cual en parte contradice lo que decía al final del punto anterior, pero en fin... hay excepciones que confirman la regla.
  3. Algún cataclismo natural de envergadura que dejara la transferencia en veremos. Aunque creo que ya nos han caído suficientes desgracias para lo que queda del año. Improbable.
Se vienen días espinosos. Sólo espero sobrevivir con la menor cantidad de heridas a cuestas.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, soy Diana V. he leido tus cavilaciones sobre tu agobiante trabajo, y bueno, queria compartir contigo el blog de un buen amigo mio que trabajaba en mi empresa en Argentina y que simplemente, un dia cansado de la vida corporativa, decidió largar todo e ir a recorrer el mundo por 1 año a los lugares mas exóticos que te puedas imaginar (non Europe nor USA for sure)!. Hope you´ll enjoy it. Agua pra sua sede, mermao!

Anónimo dijo...

El Blog:
http://www.danialpedo.blogspot.com/

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Y los incautos a la fecha son...