martes, 5 de junio de 2007

Desaprobación papal

Como se habrán imaginado por algunos posts anteriores, Ratzi no es santo de mi devoción. Y ojo, el hecho de ser ateo no tiene nada que ver con esta afirmación; su predecesor en el sillón de Pedro me pareció siempre una persona de bien, que sólo en sus últimos años, ya atormentado por la vejez y las enfermedades, terminó por doblegarse a las presiones de cierto sector conservador del clero.

Pero Benedicto XVI tiene muchas cosas sobre las cuales se puede discutir. La elección de su misma razón social (?) ya dio a entender que no es retrógrado, sino mucho más. Sus posiciones sobre temas sociales de alto impacto han resultado tan ultramontanas que asustarían a Bush y sus acólitos que no creen en Darwin. Si le agregamos que su aspecto no es exactamente el de un viejito bonachón (el standard del último siglo y medio), sino más bien el de un ser malvado y maquiavélico, muy parecido al Emperador de Star Wars, entonces es comprensible que a muchos no nos caiga para nada simpático. Pero hasta ahora había algo que nadie le negaba: su calidad de intelectual culto y docto en temas religiosos, hasta el límite de la pedantería.

Por suerte, siempre hay alguien que grita que el rey está desnudo. En este caso, Marco Damilano, de la revista L'Espresso de Italia, se ha dado el trabajo de revisar palabra por palabra de la última masterpiece de Ratzinger, Jesús de Nazareth, y verificar la corrección de sus citas bíblicas. Y sorpresa sorpresa, el Papa queda, en el mejor de los casos, como un redactor muy distraído; en el peor, como alguien indigno de la fama de lumen intelectual en Münster, Tubinga y Ratisbona.

No son errores de poca monta. Pensar que los montes Sinaí y Oreb son dos cosas distintas, cuando hace siglos está comprobado que son el mismo, sería perdonable al máximo en un párroco de provincia poco letrado, pero de ninguna manera en un doctor de teología, y ni qué decir en la máxima autoridad eclesiástica; lo mismo vale para la afirmación de que Abraham se encontró a punto de sacrificar a Isaac en dicha montaña, cuando en los textos se afirma claramente que fue en el Monte Moria. Y así hay muchas más, incluyendo confusiones entre libros del Antiguo Testamento, donde el primer libro de Reyes se convierte en el segundo, hechos de ambos son trasladados a Crónicas, términos griegos son traducidos de forma discutible, etc etc.

Lo que sí me parece alucinante, indignante, terrible, es que el buenote de Joseph afirme que Jesús llegó a Jerusalén mientras se festejaba el Domingo de Ramos. Según Damilano, esta aberración anacronística aparece 4 veces, en las páginas 213, 272, 315 y 335 de la edición italiana. Sí, como lo leen: se nos escapó un milagro más del Altísimo, instaurar fiestas que celebren actos que aún no se han dado... porque el Domingo de Ramos justamente recuerda esa entrada del Mesías a la ciudad, y fue instituida como festividad siglos y siglos después de ese hecho. De este paso, el ex SS (y no en el sentido de futuro Santo Subito) nos dirá que Jesús nació mientras se celebraba la Navidad, o que escapó a las garras de la muerte durante los festejos de la Pascua de Resurrección. Cosas de locos.

Por suerte no dijo estas cosas ex pulpito, desde donde goza aquel extraño superpoder que le permite transcribir sus pensamientos como dogmas infalibles... si no habría que reescribir la historia y las teorías sobre el continuo espacio-temporal. Y no estoy exagerando: serían cosas no más absurdas que muchos de los postulados a los que se debe creer ciegamente para ser considerado un católico a carta cabal.

En una era donde la información está más que nunca a la mano, me parece inconcebible que un libro esperadísimo, seguro best seller, escrito por una figura de nivel global, tenga errores tan graves en cuanto a sus fuentes. Lo cual me hace temblar pensando en aquellos tomos que sirvieron de sustento a discusiones dogmáticas siglos atrás, cuando los únicos ejemplares de las referencias citadas eran pergaminos deteriorados en manos de la misma Iglesia... y si no pregunten por la Donatio Constantini. En virtud de ella existe el Vaticano, no lo olvidemos.

Así es la vida. Vendedores de sebo de culebra, falsarios, fariseos, hipócritas rodean el Templo, ahora como dos mil y pasa años atrás. En ese momento alguien olvidó guardar la compostura y pateó traseros a diestra y siniestra, haciendo un poco de limpieza. Pero hoy, quién podrá defendernos?


No hay comentarios:

Google
 

Y los incautos a la fecha son...