lunes, 26 de febrero de 2007

Los Oscars son como una caja de chocolates-vol.3

Finalmente, cerramos el tema del día con la opinión más o menos sensata que me he ido formando luego de pasar por el via crucis de la edición 79 de los Academy Awards.

Para empezar, y antes de lanzarse contra las injusticias de la premiación, hay que aclarar que buena parte de los problemas de fondo con estos premios estaban ya delineados al momento de las nominaciones. Item n.1: grandes ausencias. En un post anterior he indicado algunas de las fallas de los académicos; en realidad han influido muchísimo. Pensemos a la categoría de actor de reparto. Pitt, Ninomiya, Sergi López, el mismo Steve Carell por Little Miss Sunshine debían ser nominados; y creo que Jack Nicholson o Michael Sheen (The queen) tampoco hubieran hecho un mal papel. Item n.2: categorías equivocadas. El caso más eclatante es el de Forest Whitaker, a todas luces actor secundario, pero categorizado como principal y ganador en este rubro. Probablemente hubiera ganado igualmente como supporting, pero habría dejado el campo libre a quienes sí llevan una película sobre sus hombros, como Will Smith en The pursuit of happyness.

Asumiendo ya como algo inmutable las nominaciones, hay que decir que se puede hablar de tercios. Un tercio de victorias han sido bien merecidas, un tercio un poco menos, pero eran esperadas, y un tercio han sido auténticas sorpresas.

En el primer grupo, hay que colocar los dos premios de efectos, para Pirates of the Caribbean (visuales) y Letters from Iwo Jima (sonido), así como el maquillaje y dirección de arte de Pan's labyrinth, la dirección y el guión adaptado de The departed, la banda sonora de Babel, la actuación de Helen Mirren (The queen). Nada qué decir al respecto: de los nominados, eran ciertamente los mejores.

Entre los premios esperados, pero un ápice más discutibles, está la actuación de Whitaker (The last king of Scotland), por los motivos expuestos, y la de Jennifer Hudson (Dreamgirls), a quien se ha premiado por su evidente talento musical, antes que por su habilidad histriónica, inferior a otras nominadas, por ejemplo las chicas de Babel. El guión original de Little Miss Sunshine es el clásico premio a una ensemble piece, aunque en su categoría Babel y Letters from Iwo Jima presentaban un panorama más amplio y estructuras algo más complejas. Marie Antoinette venciendo a Curse of the golden flower no es algo escandaloso, a pesar de ser un trabajo mucho menos elaborado. El sonido de Dreamgirls palidece comparado con, por ejemplo, Pirates of the Caribbean, pero los musicales suelen tener preferencia en esta categoría. Y el triunfo de Happy feet sobre Cars simplemente refleja el nivel parejo, y no muy excelso, de los últimos films animados.

Quedan seis Oscars, que han constituido las auténticas sorpresas de la noche.

Mientras Rachel Weisz leía los nominados a mejor actor de reparto, solté un bostezo de los buenos; Eddie Murphy era un lock absoluto, él mismo lo daba a entender con su mirada confiada. Pero no, ganó Alan Arkin por Little Miss Sunshine. En ese momento salté del sofá como si me hubieran dado una patada en el posterior; inmediatamente, una voz en mi cabeza me convenció de que eso sólo significaba una cosa: que los votos de la última hora se habían movido masivamente hacia esa película, porque de otra manera no se explicaba semejante voltereta al pronóstico.

De entrada, yo había descartado a The queen y Letters from Iwo Jima de las posibilidades reales de victoria: la primera porque, básicamente, era Helen Mirren y poco más; la segunda por ser en japonés y presentar un punto de vista antiamericano de la Segunda Guerra Mundial. Tenía claro también cuales serían los Oscars claves para determinar las esperanzas de victoria de las otras tres.

The departed tenía asegurados los premios al guión adaptado y a la dirección; las dos nominaciones adicionales, excluyendo la de mejor película, eran Mark Wahlberg como actor de reparto y la edición. En el primer caso, debía bajarse a Murphy, en el segundo a Babel y United 93. Complicado: pero de lograr una de las dos, sus chances aumentaban.

Little Miss Sunshine ya tenía en el bolsillo, o casi, el mejor guión original. Arkin y Abigail Breslin se enfrentaban a dos locks mortales en las categorías de reparto. Si perdía el premio al screenplay, estaba afuera. Pero si los actores ganaban, daban vuelta al panorama.

Babel estaba en pole position. De su lado tenía la mejor banda sonora, luchaba con buenas posibilidades en edición (contra United 93) y guión original (contra Little Miss Sunshine), y en neta desventaja en dirección (contra The departed) y actriz de reparto (contra Dreamgirls). Desde mi punto de vista, podía perder estos dos últimos, pero con los otros dos le bastaría.

Regresando a la transmisión, Alan Arkin acababa de poner a Little Miss Sunshine en carrera. Los siguientes Oscars importantes aseguraron un par de posiciones, en especial el guión adaptado de The departed (perder ese premio significaba su muerte).

Pero otra enorme sorpresa, aunque sin gran trascendencia en el cómputo general, se daba con la imprevisible derrota de Lubezki (Children of Men) frente a Navarro (Pan's labyrinth) en cinematografía. Veredicto sumamente discutible, puesto que el desempeño del primero es epocal, de enorme envergadura tanto técnica como artística, mientras que el segundo se limita a juegos de luces, sombras y colores ya vistos en otras oportunidades (por ejemplo, en El espinazo del diablo, siempre de Del Toro). La película del buen Guillermo se encontraba con un 100% de efectividad, y delante a él el premio más significativo, el de mejor película extranjera.

Y se vino la noche. Como me temía, y lo dije en el post, The lives of others, la ganadora, representando a Alemania, era demasiado parecida al standard europeo que gusta tanto a la Academia, como quedó comprobado. Una película de espionaje con mensaje anti comunista contra una fantasía inmersa en la lucha anti fascista: en los USA, es un no contest, por lo visto. Pero esto no resta méritos a Pan's labyrinth, un exquisito ejemplo de cine fantástico para todas las edades, que más bien habría merecido participar en la categoría principal (como ya hicieron La vita é bella y Crouching tiger, hidden dragon, por dar dos ejemplos); ya es de lejos la película hispana más vista en Estados Unidos y con más Oscars de todos los tiempos.

El premio sucesivo, dando el Oscar a mejor actriz de reparto a Jennifer Hudson, como era de suponerse, redujo de golpe las aspiraciones de Little Miss Sunshine (si la pequeña Breslin no había logrado imitar a Arkin, probablemente el éxodo de votos no era tan masivo), dejando relativamente intacta a Babel, no obstante perdiera dos de sus nominaciones (Kikuchi y Barraza). Más aún al confirmar inmediatamente su victoria anunciada en mejor banda sonora, con Santaolalla.

El primer golpe a la credibilidad de Babel como favorita llegó con la premiación de Michael Arndt por el guión original de Little Miss Sunshine. Esta película ya estaba con un pié y medio afuera, por lo que no debería haber resultado complicado arrebatarle la estatuilla, en cuanto, supuestamente, partían con iguales posibilidades. Al no lograrlo, Little Miss Sunshine recuperó un par de dedos de vida, y Babel perdió empuje; ahora necesitaba desesperadamente asegurar el Oscar a mejor edición, para que, asumiendo la victoria de Scorsese en dirección, pudiera llegara con ventaja sobre The departed en el último sprint.

Antes del best editing, que a este punto era el verdadero factor decisivo de la noche, se gestó otra sorpresa absoluta. Dreamgirls encontraba su Waterloo cuando, luchando con 3 canciones sobre las 5 nominadas, lograba increíblemente perder contra An inconvenient truth... un musical de Motown perdiendo el Oscar a mejor canción contra un documental sobre el calentamiento global! Inaudito e injusto, como quedó demostrado en las exhibiciones en vivo, durante la ceremonia: Listen, cantada por Beyoncé, es un clásico instantáneo dentro de la mejor tradición de baladas r'n'b. Entre este desastre y el de Eddie Murphy, Dreamgirls quedaba irremediablemente redimensionada.

Cuando Kate Winslet pronunció el nombre de Thelma Schoonmaker (The departed) como mejor editora, me quedé atónito. La lucha por ese Oscar, todos estábamos seguros, era entre Babel y United 93. Si ganaba la primera, tenía 60-70% de posibilidades de llevarse la estatuilla más importante, dejando atrás a The departed y muy atrás a Little Miss Sunshine; si ganaba la segunda, Babel quedaba a la par con Di Caprio, Nicholson & Co. Pero con la victoria inesperada de su principal adversario, quedaba claro que el partido, salvo sorpresas improbables, se estaba decantando por el otro lado. Si bien el trabajo de Schoonmaker es vital y adecuado al material, no tiene ni por asomo la complejidad del de Mirrione y Crise (Babel), que debían mantener las riendas de cuatro storylines distintas, o el de United 93, ejemplar en la energía que termina desplegando y plasmando en la pantalla.

Por lo tanto, ese tercer Oscar de Thelma (ya había ganado por Raging bull y The aviator, siempre con Marty), justamente por no ser tan merecido como otros, quería decir mucho más de lo que parecía. Y luego de los premios a los actores principales, vino la última prueba de que era la noche de Scorsese.

Poner a Spielberg, Lucas y Coppola para entregarle el Oscar tampoco era algo normal; de haber ido sólo Spielberg, por ejemplo, la cosa no hubiera sido tan obvia, porque el buen Steven también figuraba como productor de Letters from Iwo Jima, candidata tanto en dirección como en mejor película. Pero poner ahí, frente a todos, a los cuatro mosqueteros... sospechoso.

La cosa se puso peor aún cuando vi a Jack Nicholson listo para premiar la mejor película. El dèja vu era total: Sophia Loren premiando a La vita é bella (Robertooo!), Banderas & Cruz a Hable con Ella (Pedrooo!), los Douglas, Michael y Kirk, a Chicago (donde estelarizaba su esposa y nuera, respectivamente, Catherine Zeta Jones)... poner a amigos o parientes para entregar un premio indicaba una victoria casi segura. Pero poner al protagonista mismo de una de las cinco películas nominadas... too much.

Dicho y hecho: como no podía ser de otra manera, The departed cerraba el círculo con la última sorpresa (al menos a priori) de la noche, llevándose el laurel de mejor película.

De las cinco nominadas, sólo The queen me parecía fuera de lugar, puesto que me parece una Tv movie con el agregado de un discreto budget y sobre todo la superlativa actuación de Helen Mirren. Las cuatro restantes podían ganar sin incomodarme, a diferencia de otros años. Forzado a poner un orden de preferencias, probablemente hubiera sido el siguiente: Letters from Iwo Jima, Little Miss Sunshine, Babel y The departed. Lo que creo que muchos no han notado en ésta última es que gran parte de los plus que tiene ya estaban presentes en la película original, Infernal affairs, sobre la cual se ha basado (cabe destacar que The departed es el primer remake que gana el Oscar máximo); especialmente el concepto de la historia y la intrigante relación de los personajes principales.

El valor agregado de Scorsese se limita a dar más pulpa a los personajes secundarios, a recargar la dosis de hemoglobina en la pantalla y a incluir el triángulo amoroso Di Caprio - Farmiga - Damon. El primer punto es obviamente positivo y permite el lucimiento de grandes actores como Mark Wahlberg (en especial), Ray Winstone, Alec Baldwin y Martin Sheen. La segunda es discutible, aunque representa el trait d'union con la estética scorsesiana, por lo que no se puede criticar demasiado. La tercera es un desastre que distrae, no convence y agrega motivaciones innecesarias a los protagonistas. Tomando todo en consideración, la veo prácticamente a la par, o muy ligeramente superior a la original.

Babel, en cambio, es un paso adelante respecto al despliegue de bravado ya visto en Amores Perros (donde las tres historias casi no se relacionaban) o en 21 grams (en la que el fraccionamiento temporal terminaba desorientando al espectador); las tramas se interconectan de una manera más lógica y sumamente comprensible, pero sobre todo se ha suavizado un poco la visión sumamente oscura y pesimista del mundo que se presentaba. Little Miss Sunshine es la comedia más inteligente de los últimos años, con un cast estupendo, una banda sonora conmovedora y un pulso narrativo casi perfecto.

Y Letters from Iwo Jima tiene de su parte el enfoque más revolucionario que se haya visto en una película bélica made in USA (los americanos no sólo son los malos de la película, sino que se comportan como tales, con ejecuciones a sangre frío, violencia gratuita y expoliación de cadáveres); un diseño de carácteres inmejorable, profundamente adherido a la realidad del tiempo; una estructura temporal que permite seguir la acción sin descuidar el desarrollo de los personajes (los flashbacks de Shimizu y Kuribayashi, en especial, son reveladores); y una calidad técnica espectacular.

Pero como dije siempre, los ganadores nunca están equivoados. Martin Scorsese merecía ganar, The departed no es ni de asomo una mala película, Bill Monahan guarda el primero de muchos premios que ganará en los próximos años.

Y ahora, a disfrutar de doce meses más de cine.



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